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Por Ignacio Mayorga Alzate

“Tunsé” de Caribefunk, cero y van tres de los enormes cartageneros


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La música del Caribefunk nace en Buenos Aires, pero su raíz está en las calles de Cartagena, en la sonrisa de su gente, en el espíritu caribeño de una gente que siempre ofrece su mejor silla a la visita, que entiende que donde come uno comen tres o cuatro, que sonríe frente al mar embravecido y se deja acariciar por las olas que, con el tiempo, convierten las filosas piedras en suave arena. Conformada por Andrés Mordecai y Alfonso Salas, esta apuesta sonora recoge el sonido de un Caribe mágico, una cultura hecha de sonrisas, una raza optimista que, sobre las murallas de la Heroica, contempla el vaivén de las olas y cómo el orbe de fuego se convierte en miles de espejos de calmo anaranjado sobre la espuma y las algas de verde eterno. Ahora, después de dos álbumes cargados de un sonido en el que los ritmos afro del zouk, el calipso y el bullerengue coexistían con el funk de los Estados Unidos, el conjunto cartagenero nos ofrece su tercera ofrenda discográfica: Tunsé.

En este nuevo lanzamiento el protagonismo pleno lo tiene la guitarra acústica y el sonido está más depurado hacia un sonido cada vez más orgánico y raizal. Si con sus dos primeros dos lanzamientos los de Cartagena conquistaron el mundo, con Tunsé llegan hasta las estrellas, para cantarle a la luna sus reflexiones nacidas del lugar más profundo y honesto del corazón. Tunsé es tan conmovedor como siempre y da cuenta de una banda madura que, tras cinco años girando por el mundo y una vida haciendo canciones, se sabe perfectamente cómoda en su hibridación de géneros, en su delicioso sancocho de influencias que desembocan en un mar de aguas puras, de arenas blanquísimas en las que el sol da calor, pero no agobia, en las que la fruta del coco es el regalo más puro de una exuberancia vegetal pletórica de vida.

Tunsé es un álbum lleno de voces alegres, de tambores acompasados con el vaivén marítimo, con el susurro del viento entre las palmeras. En su tercer disco el Caribefunk regresa a brindar la alegría a las gentes de una nación dividida, pero con afán de reconciliación. Y no hay mejor manera para hacer las paces que unirnos a un baile ritual que a todos nos hermana. La música del Caribefunk hace uso en Tunsé de una economía instrumental de sofisticada elegancia, la música no requiere de fastuosos disfraces para transmitir un conmovedor mensaje de cálida alegría. Aun abiertamente unidos a sus influencias tropicales, los muchachos del Caribefunk han logrado construir una estética propia que es revitalizante y necesaria, un dulce regalo lleno de buena onda, de energía positiva y de un mensaje de camaradería que es absolutamente honesto. Tunsé es un documento de la experticia compositiva de una banda que ha hecho de las músicas caribeñas su objeto de estudio, una disección que, a la manera de las láminas botánicas del XVIII y el XIX, da cuenta de los maravillosos colores que nacen de las bondades de nuestro suelo.

Canciones claves: “Mi burro”, “Viejo clarinete”, “Negra”.

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