A finales del año pasado, mientras descansábamos las festividades del Día de las Velitas, nacía iglū, un nuevo proyecto musical que seguramente se convertirá en uno de los actos más interesantes del venidero 2018. Integrado por Felipe Ortega (Ságan) y Pablo Trujillo, este dúo combina la técnica de composición en guitarra de Trujillo con la inteligencia en el área de las programaciones y la producción de Ortega para crear un hermético sonido cargado de bajos y melodías hipnóticas, un refugio perfecto para el frío que azota cuando nadie más hay cerca. En diciembre, sin una explosión mediática escandalosa y casi de manera silenciosa, el dúo presentó “Mar”, primera composición que hará parte de un EP a estrenarse este año y cuyo nombre desconocemos todavía. Ahora, de la mano de los realizadores Duck Sessions, la banda presenta el audiovisual para su primer sencillo, una sesión en vivo en el cuarto de máquinas de la piscina del Gimnasio Moderno que sirve como metáfora visual para la desolación interna que sugiere la letra de Trujillo.
“iglū nació de la amistad con Felipe y de la admiración mutua de mí por su proyecto, Ságan, y de él hacia mi música como solista. Alguna vez en un concierto, parchando, le dije ‘Oiga: deberíamos hacer una banda’, un poco en broma y un poco en serio”, explica Trujillo sobre la manera espontánea en la que sucedió el nacimiento del proyecto. “Arrancamos a hacer música y trabajamos en el estudio de él. Realmente la cosa fluyó muy bien porque hay un entendimiento y una amistad fuerte, un sentido del humor parecido, un gusto musical parecido y, sobre todo, están las ganas de hacer música sin mayor pretensión que pasarla bien y crear sonidos chéveres”.
“Mar” es la canción más lenta de esta nueva y misteriosa faceta de ambos músicos y se integrará con otras cuatro o cinco producciones que verán la luz el próximo año. En la canción la voz de Trujillo parece divagar sobre una bruma helada, mientras que las programaciones de Ortega lo van guiando por entre la niebla polar hacia un océano por el que pueda escapar de la soledad. “La canción particularmente es como una mezcla de una manera de componer mía, en lo melódico, y una letra que escribí sostenida por toda la estructura electrónica de texturas, sonidos y beats que armó Felipe”, explica Trujillo. “Sobre esta flota la guitarra y la voz y toda esta letra que es una especie de nostalgia, aunque sea también un poco esperanzadora”. Escuchen más arriba “Mar” y conozcan todos los sonidos que alberga este pequeño iglú de música, un refugio para la helada existencial del ser humano contemporáneo.