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Por Ignacio Mayorga Alzate

“Lupita” quiere bailar mambo en la nueva sesión en vivo de La Sonora Mazurén


El panorama de la nueva música tropical colombiana estaría incompleto si en él no se incluyera el nombre de La Sonora Mazurén. Este conjunto de 7 piezas ha sabido recuperar el sonido de los años de oro de la discografía tropical suramericana para mezclarlo con el vertiginoso ritmo de la vida bogotana. En el sonido de esta banda, conformada por diversos músicos venidos de todas partes del espectro sonoro nacional, converge la cumbia local con la chicha peruana y el funk y fuzz africano, empacado todo en una explosiva energía que se materializa para no dejar indiferente a ningún bailador y a quienes tienen miedo siquiera de acariciar baldosa para no quedar en ridículo. Así, desde hace tres años, esta orquesta dinámica se ha convertido en uno de los actos esenciales del under bogotano, una parada obligada para todo quien se precie de saber mover el esqueleto, para todo melómano empedernido, para todo trasnochador irredento. Así lo corroboraron en la pasada edición de Colombia al Parque, en donde se hicieron con el corazón de los asistentes a fuerza de regar sobre ellos una descarga potente de sofisticada fusión.

Desde hace algún tiempo la banda radicada en Bogotá ha venido trabajando en su primer larga duración de la mano de Tambora Records, presentando clásicos del extenso catálogo latinoamericano y bebiendo de algunos clásicos redescubiertos a la luz de su propia sensibilidad musical. “Linda Yolita”, un éxito de la cumbia andina a cargo de Los Titanes y “Bien bailadito”, una composición de la leyenda ecuatoriana Polibio Mayorga hacen parte de un catálogo potente y lleno de sabrosura. “La Sonora tiene desde sus inicios un interés fuerte en compositores latinoamericanos de antaño”, explicaba Iván Medellín, encargado de los teclados y el acordeón en una conversación pasada. Ahora la banda regresa con otro homenaje potente a una de las leyendas latinoamericanas por excelencia, el inconfundible Pérez Prado. “Lupita” es una canción que el oriundo de Matanzas compuso durante su prolífica carrera, la que le mereció el mote de “Rey del mambo”. Los esfuerzos de Pérez Prado para resignificar esa música heredera del danzón cubano y madre del chachacha lo han convertido en uno de los músicos centrales de la historia cubana, tan larga e ilustre que figurar en sus anales es por sí solo un hito notable. “Lupita” es una celebración del mambo, de su connotación entonces peligrosa y disoluta, una historia de una mujer rebelde que presa de sus deseos contradice al padre en una sociedad que por entonces y hasta ahora es marcadamente patriarcal y machista. Con su homenaje al cubano, en voces femeninas, La Sonora Mazurén sigue apostando a una estética que es emocionante en su reinterpretación de los ritmos propios de nuestra tradición y devolviéndoles sentido de oportunidad en los tiempos del reggaetón.

Esta versión de “Lupita” fue registrada en vivo en marzo de 2018 en el Café Tambora. La mezcla de Juan Sebastián Bastos captura fidedignamente la experiencia de ver a la Sonora en vivo, permitiendo reconocer cada uno de los elementos de un sonido muy particular. Atrás se escuchan los gritos de Luis Lizarralde que hace su mejor trabajo al remedar las interjecciones de los directores de orquesta de la década de los cuarenta, cincuenta y sesenta, período dorado de las músicas cubanas. Alina Martani y Lorena Jiménez lideran un esfuerzo coral ordenado en su estrepitoso desorden y, desde atrás, las peripecias de Medellín en los teclados permiten a la guitarra de Juan David Lacorazza y al bajo de Nicolás Eckardt pasar de la forma clásica de “Lupita” hacia una experimentación psicodélica que tiene tintes de exotismo árabe. Es una explosión armónica llena de color y vida. Con “Lupita” La Sonora Mazurén presenta una potente reinvención de una composición que ya de por sí era absolutamente fascinante. Llevando los géneros hasta los límites de su definición, el conjunto de siete partes demuestra por qué en el reconocimiento de nuestro pasado está el futuro de nuestra música, al tiempo que nos invita a descubrir todo el legado de una música riquísima que a veces tenemos que aprender a buscar para disfrutar. Bailen mambo con “Lupita” acá abajo.


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