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  • Foto del escritorIgnacio Mayorga Alzate

Böjo explora la idea del eterno retorno en “Altar, Op. 1: No. 3”


Quizás uno de los mejores descubrimientos de la cuarentena es la belleza instrumental de Böjo, proyecto solista de Samuel Lizarralde. El compositor y productor musical colombiano, nominado al Latin Grammy en 2019, se arriesgó el año pasado a lanzar su proyecto solista, un lugar fértil para la creación en el que explora las distintas facetas de la música electrónica que han inspirado su carrera, reconociendo también la influencia que ha tenido la música clásica en su formación como compositor e intérprete. Lizarralde ha dirigido las bandas sonoras de numerosos cortos, películas y series de televisión y es reconocido por su trabajo con artistas como Bajofondo, Carlos Sadness, Pedrina y Cimarrón, además de ser miembro fundador de MOÜGLI, banda que desde el principio nos ha conmovido con su mezcla de electrónica y ritmos folclóricos colombianos.


Pero Böjo es otra cosa. Está lejos del sonido del jungle beat con el que empezó a hacerse un nombre en la prensa musical y seguramente con Opus, su primer EP como solista, el proyecto solista de Lizarralde se convertirá en un nombre en boca de todos. “Altar, Op. 1: No. 3” es el tercer lanzamiento de su proyecto solista y está cargado de un fuerte simbolismo, además de detalles minuciosos que revelan la genialidad del joven productor. Esta tercera pieza de Opus es una parada en el recorrido personal en la sensibilidad de Böjo, partiendo desde el piano clásico y la influencia minimalista de Debussy, para luego empezar a explorar los aspectos sintéticos de la música electrónica, en la que se ha desempeñado gran parte de su carrera. Así, el músico y productor marca un feliz regreso al piano de su infancia y adolescencia, conectando con teclas antes que con los programas de edición y regresando a la forma natural de la composición. Sin embargo, ya los colores de la producción electrónica están más presentes, pues con cada nuevo lanzamiento va hibridando dos lenguajes hacia una fusión plena que denota su evolución también como artista.


“Altar” es una nueva exploración a la concepción moderna del tiempo: el tiempo del cual nos creemos dueños, organizándolo, comercializándolo y disponiendo de él como si fuera a veces un recurso más, un bien más al cual acceder”, explica el músico en el comunicado de prensa que acompaña el lanzamiento. “Pero es el tiempo quien nos controla totalmente y, en nuestra mente moderna, se nos olvida que es él quien decide cuándo existimos y cuándo dejamos de existir. La concepción que tenemos del tiempo es a veces tan vaga como nuestra creencia constante de poder controlarlo. El hinduismo y el budismo, hasta Nietzsche, diversas teorías plantean un tiempo cíclico, un espiral infinito que se repite eternamente y del cual hacemos parte, no solo en esta, sino en todas nuestras vidas. “Altar” habla de esto, de cómo ignoramos aquel fenómeno que nos controla totalmente, de cómo dejamos de pensar en su paso imparable y lo damos por sentado y de lo poco que sabemos de él”.


“Altar Op. 1: No. 3” está construida sobre el motivo de un reloj constante que obra de manera acompasada para recordar que el tiempo avanza implacablemente, pero no hacia una dirección finita como en el caso de un reloj de arena, sino en bucle, de manera cíclica como un reloj de manecillas. Así mismo, se convierte en una suerte de metrónomo que enaltece la labor delicada del piano. La atmósfera que construye es de calma plena en el sentido de que prefigura una posibilidad de un día nuevo, una nueva oportunidad para reencontrarnos con nuestro ser, dispuesto de manera ordenada en el núcleo mismo de donde nacen los tres brazos metálicos que dan vueltas cada día. Böjo explora atmósferas etéreas e inmersivas que nos recuerdan la fragilidad de nuestro ego, llevándonos hacia una suerte de desdoblamiento que nos une en comunión con el tiempo, el anterior y el que vendrá, del que venimos y al que regresaremos.


La música de Böjo es un regreso a la experiencia inmersiva de la canción y presupone una escucha activa de cada uno de los detalles que, continuando con el símil, se presentan complejos y ordenados como los engranes de la elegante mecánica invisible de los relojes. “Altar Op. 1: No. 3” diluye el tiempo y el espacio en el sentido de una canción, convirtiéndolos en materia dúctil con la que Böjo juega, explora y propone. Este proyecto es emocionante de una manera distinta con relación al resto de lo que sucede en el panorama musical colombiano. Böjo no propone un espacio esnob de contemplación estética, sino que aprovecha su camino como músico del mainstream para recordarnos que existen formas bellas por fuera del Ableton y el Auto Tune, que no todas las canciones deben de tener un bajo robusto y elástico. Que a veces la canción puede ser la forma de conectar con nosotros mismos, antes de comunicarnos con el otro. Desde el primer momento nos morimos por ver qué propondrá Böjo en vivo cuando regresemos a la vida cultural.


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