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  • Foto del escritorIgnacio Mayorga Alzate

Belako, huracán independiente desde el País Vasco



Gracias a la versatilidad de su sonido, la inventiva poética de sus partes y sus efervescentes presentaciones en vivo, Belako se ha convertido en una de las bandas españolas con mayor proyección internacional en lo que se refiere a las volátiles esferas del indie rock. Cuatro discos contundentes los han consolidado como un acto referencial para los nuevos sonidos europeos, más allá de las fronteras de Mungia, un pequeño pueblo en el País Vasco, del que son originarios. Belako comenzó actividades cuando sus integrantes, Cris Lizarraga (voz y guitarra), los hermanos Josu Ximun Billelabeitia (guitarra), Lore Billelabeitia (bajo) y Lander Zalakain (batería), decidieron unir fuerzas y explorar su pasión por la música, jugando con el luminoso crisol de referencias e influencias que fueron amoldando como hierro ardiente a sus formas propias. El sonido de Belako es explosivo e intimista, tan visceral como contestatario, tan acongojado como herido. Tan singular y propio como es coral e incluyente, pues en cada una de sus canciones encontramos un espejo que devuelve la imagen de nuestra persona más temerosa, rabiosa o inquieta. También de las sombras que nos espian cuando doblamos cada esquina y escapan del suelo para apuñalar nuestras espaldas desde la pared.


Desde sus primeras presentaciones, Belako llamó la atención con su enérgico sonido y su presencia en el escenario. Su estilo musical combina elementos del rock alternativo, el post-punk y el garage, creando una fusión única y potente para la que estas tres etiquetas son insuficientes y casi que accesorias. A lo largo de los años, han construido una sólida reputación en la escena musical española y han cautivado a audiencias de todo el país. Belako ha logrado abrir conciertos para bandas destacadas en España, como Vetusta Morla y Los Planetas, lo que les ha brindado una mayor exposición y la oportunidad de conectar con nuevos fanáticos. Además, han participado en festivales de renombre en España, como el Primavera Sound y el Bilbao BBK Live, consolidando su presencia en la escena festivalera. De igual manera, han compartido escenario con Portishead, Two Door Cinema Club, Placebo, Nick Cave, Elvis Costello, The XX, Liam Gallagher, entre otros muchos, en un recorrido ruidoso y explosivo en el que cada acorde quema como el peso de un recuerdo triste. A propósito de su participación en la pasada edición del BIME, cuando anunciaron que su próximo disco llegaría en septiembre de este año y en la que fueron uno de los showcases destacados, nos sentamos con las cuatro integrantes de de la banda para recordar sus atropellados comienzos, la verdadera pesadilla de habitar una casa embrujada durante la pandemia y el poder de transformación que es la fuerza femenina en la industria de la música.




Quería comenzar hablando de cómo nació la banda y cómo sienten que su proyecto ha dialogado con la larga historia de su región, el País Vasco.


Iosu: Belako surgió hace doce años en el barrio Belako que es donde nuestro abuelo, el de Lore y mío, tenía un taller que utilizábamos como lugar de ensayo. Era un taller industrial, una nave de metalurgia. En esa época escuchábamos muchas bandas de post punk y new wave que mezclado con el sonido del local, que era súper espacioso y que tenía un reverb increíble, hacía que cuando íbamos a tocar a cualquier sitio nos sonara súper seco todo. Nos sonaba bien en el local. Queríamos reverb por todas partes. El País Vasco sí que ha tenido mucha escena punk, desde finales de los setenta, rock radical vasco le llamaban. Había muchas bandas haciendo música en euskera y en castellano, reivindicativa, que salía un poquito del folk que se hacía en esa época. Nosotros, indirectamente, bebemos un poco de eso y se nos atribuyen ciertas cosas en el sonido. Pero esa fue la base de todo. En estos doce años hemos desarrollado mucho nuestra música y, al final, es lo que nos gusta de las bandas que escuchamos: que no se estanquen en sus primeros experimentos e influencias, sino que expandan el abanico. Creo que es lo natural para un artista también: expresar lo que te venga. Acabamos de grabar un disco que todavía no saldrá y creo que será bonita la retrospectiva de escuchar este disco entero y escuchar el primero, ver el contraste y constatar cómo ha crecido el grupo.


Aprovechando las conmemoraciones, quisiera reflexionar sobre el décimo aniversario de Eurie, su álbum debut. ¿Cómo se sienten en retrospectiva con este disco y sobre el impacto que generó para su carrera?


Lore: Echando la mirada atrás éramos otras personas en ese momento, obviamente. Diez años en el mundo de la música es mucho y éramos muy niñas todavía. Ves las cosas que hacíamos y claramente las hicimos por algo, por quienes éramos en ese momento. Pero, sinceramente, yo lo veo ahora y pienso “éramos malísimos”. Todo es una cuestión del momento y, como ha dicho Iosu, el artista expresa lo que siente en su momento, ahí aparecen los estilos y los sonidos que vas escuchando. Tu estilo musical cambia. Lo técnico también, porque vas aprendiendo cosas nuevas, utilizas diferentes maneras de grabar o introducir otros elementos. También como intérpretes hemos ido evolucionando. Está el contexto en el que hemos vivido, las redes sociales, todo ha hecho que fuéramos cambiando o evolucionando hacia un lado o hacia otro.


Viéndolo ahora fue un poco turbio [risas]. Tuvimos también una mala experiencia por ahí porque también acabábamos de empezar y no sabíamos cómo funcionaba el mundillo de la música, cómo funcionaba lo que es grabar, ni los amplificadores, ni nada del mundo técnico. Hicimos lo que pudimos, pero fue muy divertido porque era la primera vez sin tener idea alguna. Dijimos “joder, vaya discazo hemos sacado”.


Iosu: Tengo muy buen recuerdo de la grabación del disco porque era la primera vez que nos metíamos en un estudio de grabación, en un estudio de verdad. Como dice Lore, no sabíamos cómo se hacían las cosas, pero disfrutamos mucho de ese proceso de ir grabando primero las baterías, los bajos e irle metiendo unos coros. Éramos muy jóvenes y, al dejarnos llevar por gente mayor que nosotras, había mucho paternalismo y nos decían cómo teníamos que hacer las cosas y no entendían nuestro idioma musical. Ahora sabríamos perfectamente cómo sonar, cómo trasladar la idea a un productor para conseguir ese sonido y, en esa época, nos dio pena porque era un disco que llevábamos dos años tocando y queríamos que fuera perfecto y, al final, salió un disco que no era lo que teníamos en la cabeza, aunque tuviésemos mucho cariño por esas canciones. Con el tiempo también te vas dando cuenta de que no te tienes que encariñar tanto y miras hacia adelante y no para atrás. Al final, tu mejor arma es la creatividad y la capacidad de hacer cosas nuevas. Cuando tienes eso, los errores del pasado te transforman.


Lander: Salimos más fuertes de esa experiencia. El segundo disco demuestra inteligencia y saber estar, después de una experiencia algo traumática. Es verdad que éramos cuatro chicas con ganas de hacer cosas y de repente te encuentras con lo oscuro del mundo de la música, que no es más que lo oscuro del mundo empresarial. Es decir, águilas intentando sacar una tajada de todo. Salimos más fuertes, creamos nuestro propio sello y tratamos de labrar nuestro propio camino. Seguimos con esa cabecera.


Loren: Lo bonito de componer en este mundo es también que, siempre que sacas algo nuevo, han pasado meses o incluso años hasta que sale el disco. A ti ya se te quedan viejas las canciones y siempre quieres hacer algo nuevo. Nunca te quedas cien por cien a gusto de lo que has hecho, porque si lo ves dentro de un año, piensas “joder, ahora ya no lo haría así. Le quitaría esto, le añadiría esto”. Al final, ese comentario lo haces porque vas cambiando, aprendiendo y desaprendiendo cosas. Eso es muy bonito también para no estancarse siempre en lo mismo y seguir creando cosas variadas.



En ese sentido, me parece que la historia va un poco al revés en su caso. Generalmente las bandas sienten mayor libertad cuando están empezando a definirse. Pareciera que en el caso de Belako sintieron mayor libertad creativa más adelante en la carrera.


Loren: Eso es, sí. Creo que el haber optado por la autogestión, la autoproducción. Al final, la figura de lo que es un productor, para nosotras, es un poco anticuada. Entonces, nos gusta hacer las cosas como nos dé la gana y que nadie nos diga cómo hacer para vender más. Siempre están bien este tipo de consejos porque también queremos vivir de esto, pero creemos que es más auténtico crear algo con total libertad y no estar todo el rato pensando en qué es lo mejor para el mercado. Creo que en el primer momento, cuando te juntas con alguien externo y mayor y tienes 16 años, te limita. Quitarte de gente paternalista hace que nos hayamos liberado y, a partir del segundo disco, pudimos hacer más nuestras cosas.


No sólo es paternalista, sino que también es patriarcal. Quisiera saber cómo han percibido la manera en que la industria escucha las voces de vosotras.


Lore: Al final el patriarcado está en todas partes como un virus. En todos los lugares y en cada ámbito. La industria musical todavía es un mundo muy patriarcal y muy de hombres cis hetero, sobre todo. Es bonito ver que va cambiando y que mucha comunidad también entre mujeres y personas no binarias participan. Las cosas van cambiando. Nosotras hemos dicho que, como hemos evolucionado en estos diez años, también el mundillo de la música ha evolucionado. Porque el mundo ha evolucionado. Pero todavía queda muchísimo que hacer. Nosotras día a día nos vemos envueltas en situaciones y comentarios que, a simple vista no parecen, pero que son muy machistas. La gente no se da cuenta. Entonces quedamos frías cuando nos dicen “Pero, bueno, tampoco en España es que haya ya mucho machismo”. Tú no te das cuenta, cariño mío, pero hay mucho que hacer todavía. En el mundo de la música, muchísimo.


Algún día los periodistas vamos a dejar de hacer esta pregunta perezosa. Pero no será hoy: ¿cómo sienten que la pandemia que acaba de quedar atrás afectó su carrera con el nuevo disco que iba a salir? Además, ¿creen que esta situación de encierro afectó la música de Belako que vino después?


Loren: Fue difícil para todo el mundo, pero somos cuatro personas privilegiadas que no tuvimos mucho problema. Fue duro, musicalmente, porque íbamos a sacar el disco en mayo, justo empezábamos la gira y se paró todo. Para nuestro proyecto fue muy duro, pero para la vida personal, donde vivimos, estuvimos muy tranquilas. Pues obviamente, mentalmente, estar encerrada afecta a todo el mundo, pero no podíamos quejarnos porque estuvimos tranquilamente en casa sin tener que pensar “no tengo con qué comer porque no puedo trabajar”. Desde una posición privilegiada, si empezamos a quejarnos, fue brutal en nuestra carrera artística porque pensamos que ese iba a ser el disco que nos llevaría a girar, a darnos a conocer más, justo habíamos hecho un proyecto de promoción para llegar al mundo anglosajón también, por UK, teníamos varios agentes, íbamos a sacar ahí el disco con editoriales de allí para moverlo allí. Justo íbamos a empezar, volamos a Estados Unidos y al día siguiente tuvimos que volver.


Se paró todo. No sabíamos qué íbamos a hacer con el disco, tuvimos que reinventarnos en la manera de lanzar. Con esto de las redes sociales y todo el mundo en casa, empezamos a lanzar sencillos los viernes para que la gente tuviera algo bonito al final de la semana y hacer lives desde casa para promoverlo en redes sociales. La gente también estaba aburrida en casa y les ofrecimos algo de cultura. Al final, era lo que todos hacíamos: escuchar música, ver películas y leer libros. El trabajo se paró salvo los servicios primarios. A la cultura nunca se le ha planteado como un servicio primario pero, cuando estás en casa sin poder salir, lo único que hace que estés cuerda, aparte de poder comer, es consumir cultura. Pero no nos tienen en cuenta.


Cris: Nosotras también, como no sabíamos qué estaba pasando, de una forma a veces un poco compulsiva, como le pasaría a muchísimos artistas, sacábamos y sacábamos cosas por miedo a perder vigencia. “No podemos hacer aquello que nos da identidad, que es poder tocar, entonces perdemos quiénes somos y vamos a hacer lo que sea para no caer en el olvido”. Creo que, ahora, mirando hacia atrás, podemos relativizar un poco más, valorar el privilegio desde el que hemos vivido toda esta situación y valorar muchísimo algo que tenemos desde el primer disco que es el soporte familiar, tenemos una familia muy fuerte ahí que hace que también hayamos podido dedicarnos a esto en tiempos difíciles, como puede ser la pandemia.


Loren: También hablabas del cambio que ha surgido en la música durante la pandemia. Obviamente, al estar todo el tiempo con las redes sociales, la manera de consumir la música cambia mucho y el estilo también musical. Es algo que, todavía, a Belako le cuesta un poco. Se está consumiendo mucho en España, por ejemplo, la música de TikTok y eso nos cuesta un poco, el meternos en ese mundillo, porque no nos sentimos muy identificadas. Las redes sociales hacen mucho bien y mucho mal.



Pero de la pandemia salió la posibilidad de darle un mayor aire a Plastic Drama, el disco que salió en 2020. El año pasado lanzaron la edición de lujo del disco con varios remixes de Hello Seahorse!, Delaporte o Yoann Intonti de The Vaccines. ¿Cómo encaja en este proceso la mirada del otro en vuestra música? ¿Hay algún tipo de resistencia artística?


Cris: Hay un celo hacia lo que haces. Muchas veces, a nosotras nos pasa que, cuando partimos de letras más introspectivas, autorreferenciales, tienen por supuesto una parte narcisista, pero también hay una parte de decir “Yo hablo de lo que sé, de lo que vivo y lo que me gusta”, pero también es una forma de exponerse muy fuerte. Cuando hablas de las letras se genera un poco de incomodidad porque no quieres hablar desde un púlpito. Además, las letras responden a un momento en el que te encuentras y, lo mismo que musicalmente, estás cambiando. Creo que en eso hemos evolucionado. Respecto a los conceptos que se pueden hallar en este disco, justamente creo que nos hemos liberado de intentar crear un empaque. Siempre le hemos puesto un peso de que todas las letras tengan entre sí una coherencia, que todo tenga un mensaje. Y luego decir unas frases preciosas en torno a eso. En la pandemia fue parte de esa compulsividad de decir “vamos a compartirlo y, como no podemos tocar, vamos a explicar cada canción, cada coma”. Al final, se pierde un poquito la magia de que cada uno le pueda dar una interpretación. Al liberarnos de eso, hemos creado un grupo de canciones que, de forma a veces menos deliberada, tienen mucha conexión entre sí. Acaban nadando en torno a conceptos que se pueden identificar y yo creo que eso también es un aprendizaje: intentar no ponerle unas expectativas tan elaboradas a lo que vamos a hacer.


Hablemos de las versiones. ¿Cómo fue el proceso?


Cris: Eso es una de las cosas que veo muy positivas de haber sacado el disco en ese momento. Porque igual no lo hubiésemos hecho sin el contexto. Es una forma genial para que bandas que no son tan de la electrónica pedirles que, justo un disco que volvía a ser más orgánico, más guitarrero, de repente vuelva a la electrónica a través de los remixes. Mezclar artistas internacionales que hemos conocido desde que formamos Belako con grupos locales, colegas nuestras, o Iosu que está dentro del grupo e hizo un remix fantástico, se unan. El ramillete que está ahí lo veo muy interesante y es algo a lo que le perdimos el miedo. Igual nos cuesta más hacer colaboraciones, a la hora de entrar en el estudio al grabar, depronto nos ponemos las cuatro en modo lo que nos sale. Pero experiencias como esta, los remixes, conocer grupos, girar y telonear a otros grupos o compartir con otros grupos hace que seamos personas abiertas a lo que pueda pasar con nuestras canciones y que nos parecerá genial que cualquiera les meta mano de la forma que crea conveniente. Justo, hace poco en Instagram nos etiquetó un grupo de allí que se llama Itaka, que hacían una versión del “Sea of Confusion” en directo y, joder, eso de grupos jóvenes y locales, es la hostia que te versionen.


Claro. Porque parece que todo el mundo en España quiere sacar vesiones de perreo desde el rock, como Karavana o Ginebras. No sé cómo sentirme.


Lore: A mí me gusta mucho.


Lander: A mí también. Hay que perder el miedo y probar nuevas cosas.




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