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  • Foto del escritorIgnacio Mayorga Alzate

BUHA 2030, el ave de raros colores de Rock al Parque



BUHA 2030 es una de esas bandas que intentar definir devendría un ejercicio de absurdo dadá. La propuesta de este proyecto nariñense está atravesada por una plétora de lenguajes que enriquecen una puesta en escena disruptiva y elegante, cargada de una veta poética difícilmente explorada en el pasado y que ha hecho más sofisticada la forma de escribir canciones en la alternativa colombiana contemporánea. La banda que se ha hecho en Bogotá a partir de la convergencia de la comunidad pastusa en la capital ha estado recorriendo un camino juicioso pavimentado con acordes hipnótico, cortando la profusa manigua con versos afilados como extrañas joyas. BUHA 2030 es hoy por hoy una de las bandas más interesantes de la escena colombiana y se ha hecho a fuerza y pulso en un espacio que, afortunadamente, cada vez tiene más presencia femenina, pues su sensibilidad es precisa para construir un paisaje plural en el que prevalezca el respeto y la diferencia. A propósito de su presentación en Rock al Parque, hablamos con la vocalista Gabriela Ponce sobre los procesos de la banda, su gira por Chile y su emocionante propuesta poética.


BUHA 2030 empezó a hacer ruido en 2018 en un momento coyuntural para la música independiente en la capital. Recuerdo haberlos visto por primera vez junto a Aguas Ardientes y Babelgam en el cumpleaños de El Enemigo en 2019. En ese sentido, y a la luz de ser parte de la convocatoria distrital de Rock al Parque, ¿cómo se ve la banda frente a Bogotá y a Nariño?


BUHA 2030 es una banda que podría cantarse a sí misma “sí soy de aquí y soy de allá” porque, aunque a nuestra música le dé mucho color nuestra procedencia, es aquí en Bogotá donde este sonido ha nacido y donde seguimos habitando. Siempre estamos renovando también el vínculo con Pasto y hacemos varios conciertos carnavaleros, así ha sido desde hace 5 años, hay uno que producimos nosotros, pero también hemos participado de la programación oficial del Carnaval de Negros y Blancos y del Carnaval Artesano. La escena musical pastusa tiene gran nivel y eso siempre ha sido muy estimulante.





Hablemos un poco del largo proceso de Amoral Inmoral. Quería saber cómo los procesos académicos de Gabriela incidieron, o no, en la escritura, composición y producción del disco.


Cuando se ha vestido uno toda la vida de academia, a veces se agobia y dan ganas simplemente de quitársela de encima, se cree así, que es posible crear al margen de una cosa y de la otra, pero la verdad es que la educación es algo que permea a lo largo de la vida todo lo que se es. La composición de Amoral Inmortal surge mucho desde la idea de hilar vernáculamente los sonidos y es en sí mismo un ejercicio de oralidad musical y no de composición a través de la escritura. Es decir, es un disco que recoge la interacción en tiempo real de cuatro músicos.


Lentamente la banda se ha convertido en uno de los referentes claves de Pasto en sus mercados culturales y festivales. Sin embargo, creo que junto al crecimiento y proyección de BÚHA 2030, ha existido un proceso paralelo en el robustecimiento de la infraestructura cultural del departamento de Nariño. ¿Cómo perciben la gestión de organismos públicos y de agentes culturales independientes en su departamento?


En Nariño el sector cultural creativamente siempre ha sido muy robusto, pero hace unos años también ha empezado a crecer la visión en gestión cultural; estos son procesos largos y que requieren también de mucho trabajo, pero cada vez más se pone en el panorama esto que parece simple pero que muchas veces no sucede y es, asumir a los artistas como trabajadores de la música. La oferta de festivales está también in crescendo, está el Festival Galeras Rock, el Venus Fest, que es organizado por mujeres, el Background, el Rockarnaval. Definitivamente para BUHA 2030 ha sido crucial el apoyo que nos han brindado desde la provincia, eso nos ha permitido volarnos buena parte del sendero.





En ese sentido, hablemos del Festival Alzadas en Chile, del que participó Gabriela a manera de intercambio con el Galeras.


Gabriela participó a su nombre en la edición virtual de Galeras Rock de 2020 y también en el homenaje a las mujeres artistas, presencial, de Galeras Rock 2021. Así, la participación de BUHA 2030 en el Alzadas, fue producto de un intercambio del Festival.


Así mismo, ¿cómo fue su primera gira por Chile?


Esta primera gira internacional significa un gran primer paso hacia la internacionalización de nuestra música y en ello confluyeron la ruta del intercambio y la fuerza de nuestro trabajo de todo este año, de modo que no solo tocamos en Santiago si no que extendimos nuestro paso por Chile y también visitamos Quilpué, Viña del mar, Valparaíso y Concepción; todo esto de la mano de nuestro manager, Pablo Chilito de Biomagencia. Fue para nosotros muy estimulante ver cómo el Festival Alzadas, está producido 100% por mujeres y disidencias de género.


A la luz de los procesos que ha tenido la banda, tiene sentido que hagan parte de la tarima de Radiónica en esta edición de Rock al Parque. ¿Qué importancia ha tenido la radio pública y los portales independientes en la construcción de una audiencia para la banda?


Cuando el crecimiento de una banda tiene que ver directamente con su capital creativo, con su poesía y no con la maquinaria de la publicidad, la complicidad de la radio pública y los medios independientes es el salvavidas y el sol para que la semilla surja del subsuelo. Radiónica siempre nos ha recibido y mandado de vuelta hacia nuevas audiencias, al igual que 120 dB, El enemigo, Cadencia Podcast, El caído reviews, Maas la Plataforma. Entonces será muy bonito volver a vivir este clásico donde suenan primero Los niños Telepáticos y luego BUHA 2030, en el mismo escenario tempranero en Rock al parque.





En ese orden de ideas, también me interesa hablar de las colaboraciones y las redes artísticas en el ecosistema de la música independiente. Es evidentemente necesario, pero ¿qué dificultades supone?


La mayoría de nosotros está todo el tiempo interactuando, tocando y trabajando con varios amigos músicos de la escena local, entonces, entre otras cosas, esperamos fotografiar musicalmente estos vínculos en el segundo disco que estamos componiendo y que vendrá en el 2023. Bogotá ha sido nuestro nido hace más de cinco años y en el camino hemos descubierto seres genuinamente conectados con este ruido que somos.


Para finalizar, me interesa saber, a la luz de la presencia femenina primordial del festival, cómo se ubica la banda, más allá de sus individuos, en las conversaciones en torno a la mujer en nuestra Colombia contemporánea.


Sería muy bello dejar de pensar en la participación de las mujeres como una cuota de los festivales para curarse en salud, pero por ahora ese ha sido el mecanismo para lograr espacios más diversos. Las fiestas de la música, de la cultura, convocan mucha energía y como sociedad invocamos y nacen ahí cosas poderosísimas, deseamos que eso que surge, rote y permee a muchxs y no se convierta en podio eterno de nadie, poder ver cada vez más mujeres tomando decisiones, curando y por supuesto performando nos llena de alegría. En Colombia, no por cambiar un presidente, las cosas van a arreglarse, pero deseamos que se siga despejando la ruta de la legalización de las drogas, porque ese es el antídoto para esta guerra sangrienta, tan larga, tan injusta, seguro eso tomará muchos años y también una larga lucha. Todos aquí hemos crecido entre la barbarie y un poco creyendo y viendo, cómo la vida no vale nada, es fácil desalentarse, pero desde las artes y la música nos llamamos a la vida y la colectividad.




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