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  • Foto del escritorIgnacio Mayorga Alzate

Margarita siempre viva abre todas las puertas en su último EP



Desde el norte del Valle de Aburrá, Margarita siempre viva está redefiniendo la música en Colombia un lanzamiento a la vez. Este quinteto paisa se ha convertido en la revelación del indie criollo al crear un producto inesperado que, más allá de sorprendernos a todos por la riqueza poética de sus composiciones y la elegancia interpretativa de su música, ha logrado un ascenso constante, motivados siempre por la necesidad de crear canciones entrañables y conmovedoras, dándole un giro estético a cada nuevo producto que presentan. Con una fuerza emocional que interpela los sentimientos más puros y extremos del alma humana, la música de los antioqueños se ha convertido en un imprescindible de la música alternativa colombiana. En cinco años de carrera, Margarita siempre viva se ha establecido como una de las bandas favoritas del circuito indie nacional y ha reiterado la presencia antioqueña en el panorama colombiano, convirtiéndose en uno de los mejores actos en vivo de la movida independiente. Los paisas han sembrado con flores frágiles nuestros corazones y no pareciera que quisieran parar pronto. Ahora, la banda antioqueña ha presentado su último EP El paraíso de las puertas con el que preparan su nuevo material y sonido.


Abriendo el EP llega “Revelación y rebelión”, último sencillo que la banda presentó junto al disco. Este fue el último corte que la banda produjo cuando ya estaba armada casi la totalidad del EP. Es un corte convulso influenciado por el Midwest emo y el math rock que toma como referentes a No somos marineros y a Austin TV, entre varios otros. Es una canción explosiva y dinámica con un bajo robusto sobre el que se entretejen las voces de Márgaro y Cristiano. “Revelación y Rebelión” comienza con unos lentos arpegios de guitarra que rápidamente mutan hacia una identidad explosiva y lóbrega. El sencillo se transforma entre armonías y nos lleva por varios momentos de caos, ruido, reflexión e introspección, convirtiéndose en el corte ideal para presentar el nuevo disco, pues transita varios de los lugares que influenciaron sonoramente a El paraíso de las puertas conforme iba cogiendo forma. La melancolía declarada de Margarita siempre viva nunca había gozado de un altar tan hermoso, uno hecho de lágrimas y suspiros, de ansiedad y desasosiego.


Siguiendo el EP aparece “Apología de una amígdala inflamada”, “Es una canción que salió estando enfermo de amigdalitis. Es una de esas canciones que no necesitan mucha letra para entender de lo que trata”, explica Mateo Vanegas, Márgaro, guitarrista y compositor en el comunicado de prensa que acompañaba el lanzamiento. “Es un sentimiento muy sincero que se traduce en solo un par de oraciones. Trata de estar enfermo y querer ver a la persona que te gusta quien, aparte, no responda tus mensajes”, agrega sobre el sencillo. “Apología de una amígdala inflamada” tiene un bajo pesado que sobresale al principio del corte como complemento armónico, al que se suma una batería explosiva y ascendente, mientras el reverb y el fuzz de guitarra genera una atmósfera melancólica que se complementa con arpegios ansiosos y luminosos que contrastan con el sentimiento lúgubre de la letra. Aunque las citas más directas vienen del punk de los noventa y de principios de milenio, lo cierto es que, como siempre, Margarita siempre viva ofrece un tapiz sonoro rico en esta composición, pues cada canción se convierte en un lugar maravilloso para la exploración dentro del género, un juego para deconstruir sus influencias en un producto completamente novedoso.


Seguidamente llega “Analogía de una laguna”, que se refiere a la sensación de olvido que genera el exceso de alcohol. Es la sensación de “estar enlagunado”, que en el contexto colombiano se refiere a olvidar las transiciones temporales de un recorrido nocturno. Con un juego de guitarras a la manera del shoegaze de los Estados Unidos de los noventa, la banda de Antioquia presenta un corte divertido con silbidos y guitarras envolventes que giran sobre sí mismas, como un trayecto en taxi buscando la dirección de una fiesta. Es una composición con una fuerza nostálgica, una saudade de una época juvenil que se pensaba entonces eterna y que ahora resulta en un recuerdo de un tiempo pasado que quizás y siempre mejor. Es un corte introspectivo con un bajo robusto y épicos momentos de guitarras dobles que presenta la travesía nocturna hacia el sosiego del baile y el alcohol. Con “Analogía de una laguna” Margarita siempre viva recuerda una época en que las cosas eran más sencillas, cuando las exigencias del mercado musical no eran tangibles y cuando la música era una excusa más para departir con amigos y enamoradas. Así, también la fiesta tiene cabida en la narrativa de la banda, pero desde el lugar de la nostalgia.





“Soledad café” tiene una cadencia más post punk en el delivery vocal y la actitud general del corte, con guitarras aceleradas y explosivas sobre una base melódica oscura y desgarrada. La Piaya cayana, más conocida como Cuco ardilla o “Soledad Café es un ave que habita en Colombia y en una gran parte de América. “La canción nace inspirada en esta ave y en su nombre Soledad café como una apología a la naturaleza, la selva, el Amazonas, tomando como tema central la soledad, un tema muy tratado en la individualidad humana, pero que esta vez vendría siendo la naturaleza”, explica Cristiano. “Oh soledad, todos quieren amarte con intermitencia" reza al final de la canción, exponiendo como los humanos supuestamente aman a la naturaleza, pero solo cuando la vivimos o la vemos de cerca. De resto, el gen egoísta de los hombres ha condenado a las selvas vírgenes a su desaparición, a su propia extinción entre tóxicos hidrocarburos y químicos que diluyen los colores de la jungla en hormigón gris y frío. Es una condena a nuestra propia condena, al desprecio que los seres humanos sentimos por nuestro entorno, por los pulmones vivos que se extienden por kilómetros y kilómetros de verdor.


“Sol de Agua” fue el primer sencillo que lanzó Margarita siempre viva de este nuevo momento musical, un corte que se proyectaba como parte de una nueva etapa estética que es siempre rica y creativa en la que los músicos vuelven a su producción DIY con todos los aprendizajes de haber trabajado en un estudio enorme. Es el momento ideal para cerrar el lanzamiento. La canción tiene la melancolía natural de la banda y está cargada de un sentimiento de reconexión con sus orígenes, pues fue producido en La Madriguera, hogar del Bicho (bajista de la banda), en donde nacieron sus primeros temas. “Sol de agua” es una expresión propia del contexto antioqueño que se refiere a los días en los que está haciendo mucho calor, pero que antecede a la lluvia. Esta canción es una oda a los amigos que se fueron, a los parientes que no están, al recordatorio de que la vida se nos pasa en un parpadeo y puede acabarse con un chispazo. Volver al lugar de origen de sus primeras grabaciones le permite a la banda crear un sonido que se siente muy personal e íntimo, pero, al concatenar a este proceso los aprendizajes en producción de su álbum anterior, Margarita siempre viva reverdece con fuerza en medio del fango de la muerte para dar vida a una flor bella y hermosa.


El paraíso de las puertas le permitió a la banda volver a trabajar en La Madriguera, el estudio de los Bichos en el que se gestaron las primeras piezas sonoras de la larga carrera musical de la banda. Esto, aunado al hecho de que venían de trabajar en un estudio con “todos los juguetes”, le permitió a la banda regresar a su forma de componer temprana, con los aprendizajes que implica haber estado en una de las salas legendarias de la historia fonográfica colombiana, Audiovisión, en donde grabaron y produjeron su anterior álbum. El EP tiene una sensibilidad fresca al utilizar composiciones antiguas de la banda y nos presenta a un proyecto que se acerca a esa compleja edad que marca la mitad de la veintena, aún muy joven para considerarse adultos, pero ya mayores en medio de la incertidumbre. No es un disco pandémico, y eso lo agradecemos, es un álbum corto melancólico que funciona por fuera de la coyuntura de salud pública en la que sigue inmersa el globo. Llegarán las vacunas, volverán los conciertos, perderemos la consciencia en los bares que sobrevivían. Pero ya no seremos los mismos. Nunca más seremos los mismos.




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