¿Qué hace que un show en un festival sea fantástico? No hay una fórmula cierta. Lo que sí es seguro es que ni toda la pólvora de China, ni visuales desarrollados por Ai Weiwei pueden redimir una presentación mediocre, sin alma. Muchas veces los artistas están como por compromiso parados en una tarima, reutilizando vestuarios de presentaciones de hace más de dos años o ignorando al público. En 120dB Bogotá creemos en el compromiso de los artistas con su público y hemos celebrado desde el primer momento todas las victorias de nuestros músicos. Un show es fantástico cuando hay coherencia, cuando suena bien, cuando el artista conecta con el público, cuando la identidad de la presentación está clara. Dejando de lado a Feid, que tiene un presupuesto casi ilimitado para cualquier espectáculo, y vaya que lo dio, escogimos cinco actos nacionales que lo dejaron todo en la tarima. Con un presupuesto ínfimo y una necesidad de conectar de manera inmediata con las personas que van a alguna activación a buscar bloqueador solar gratis, los nacionales siempre la tienen más difícil. Y estamos aquí para honrar su esfuerzo y sacrificio. Aquí los mejores shows nacionales de Estéreo Picnic 2024 para nosotros.
El Kalvo
El Kalvo es probablemente el rapero más excepcional del circuito capitalino de MCs, por lo que no sorprende que su presentación haya sido una de las mejores nacionales de todo el festival. Y es que el rapero llevaba menos de un mes desde que estrenó su última placa de estudio, Los tres golpes, que se relaciona con las tres comidas del día. Por ello, la identidad de su concierto fue una celebración de lo popular en nuestro ADN, una invitación a reflexionar sobre cómo una empanada o un caldo puede salvar un día difícil de convertirse en un día de mierda. Fue una invitación a reconocer la sonrisa de la vecina de la tienda de la esquina, la que nos fía porque nos conoce de pelados. La que nos vio llorar por rasparnos las rodillas. Su show, a medio camino entre una misa y una algarabía de plaza de mercado, estuvo marcado por experticia en tarima envidiable, más aún cuando el micrófono del rimador falló tantas veces. Muchas veces. No son penas pa' los warriors: con una sonrisa heredada de su abuelo Elías, el Kalvo la rompió en tarima.
La Etnnia
Ver a La Etnnia en una edición del Estéreo Picnic es casi una experiencia surreal, a la luz de que su demográfica principal está lejos de poderse permitir el privilegio de siquiera uno de los días del festival. Pero, de la cuna al ataúd, La Etnnia transforma vidas y somos muchos los afortunados que nos hemos encontrado con sus letras para seguir adelante, para sortear los avatares de un destino que no elegimos, pero que fue trazado por nosotros por una idea de trascendente para aprender y crecer en medio del mundanal ruido. A casi treinta años de su debut discográfico, La Etnnia sigue fresca y se mantiene firme en su deseo de unificar a través de la rima y la palabra. Más aún cuando son un ejemplo de resiliencia artística, de compromiso cultural, de alternativa para el humo y los polvos que pululan en las calles populares de la misma manera que en discotecas de moda. Recorriendo su importante catálogo, los del 527 elevaron con orgullo su fiereza y resistencia en medio de una asistencia concurrida, compitiendo con una de las bandas principales del cartel. Fue un show contundente y emocionante. Nada menos de lo que se esperaba de una de las más grandes leyendas locales.
Lucas Hill
Lucas Hill necesita de poco para hacer mucho. Apenas una guitarra y un puñado de poemas hicieron que el cantautor bogotano abriera el festival con una presentación que ni siquiera una lluvia leve demeritó. Con los miembros de Rizomagic en las labores del bajo, las secuencias y la guitarra, Lucas Hill presentó un show íntimo, nostálgico y plural. No se necesita de la espectacularidad para conectar, aquí no estamos vendiendo espejos a los indígenas, ni chícharos mágicos a los párvulos. Aquí se vino a hacer arte y a hacer historia. Lucas Hill la tuvo para arriba en su ascenso a la parte más alta de la montaña: jueves laboral, primera presentación del día en un escenario abierto, además. Con su sonrisa calma de quien ha visto al junco doblarse sin romperse y a las aves regresar cada mañana al mismo árbol, el bogotano conmovió a los desprevenidos, que conectaron inmediatamente con sus delicados poemas. Puntos extra por ser el único artista en celebrar las iniciativas ambientales de Páramo para este nuevo festival, que impactan positivamente a nuestras selvas y ríos.
OKRAA
OKRAA estuvo a la altura de los actos de electrónica internacional y, todo hay que decirlo, se llevó de lejos a todos los colombianos que lo sucedieron en las tornas. Sabemos de quien estamos hablando. El músico y productor ha construido un viaje sonoro particular en el que convergen todos sus intereses musicales, dando forma a una experiencia única y sofisticada que, incluso, manipula los bajos y brillos de sus producciones para generar verdaderos efectos físicos en el cuerpo a través de la vibración. Es una experiencia sensorial y casi espiritual que nunca llega al éxtasis, porque no lo necesita. Se trata de conectar con la audiencia y, a veces, es tanta la velocidad de las secuencias, tan sobrecogedoras las luces cegadoras y tan desaforado el consumo y el azote del libido que es más que refrescante y absolutamente necesario encontrarse con un show de una elegancia tan sofisticada, tan moderado y reflexivo, tan locuaz en sus pistas mudas, tan envolvente en su misticismo primigenio. ¿Por qué no lo traen más seguido? La música de OKRAA tiene que llegar a todas partes.
Verito Asprilla
Verito Asprilla probó cómo el carisma es la principal herramienta de un artista para generar un espectáculo certero y emotivo para los espectadores. Muchas veces hemos visto montajes delirantes en las tarimas del FEP que no nos han convencido, por más fuego y pirotecnia que la organización del festival tuvo que disponer. Verito salió con un DJ y cuatro bailarines. Para quienes hemos seguido su trayectoria es sorprendente lo rápido que ha aprendido, la velocidad con la que ha hecho de la tarima una amiga propia. De la timidez inicial que percibimos en su showcase del BoMM, pasando por su presentación imprescindible del Festival Centro, Verito ha crecido a pasos agigantados. Es una mujer poderosa que trae un mensaje positivo a tráves de la música y el baile. Además de representar una suerte de feminismo que es consecuente con las circunstancias de su territorio, por lo que no es incendiario y poco propositivo, como ocurre en las urbes, donde solo se señala y se enuncia un problema. Es una joven estrella que divierte, hace bailar y deja un importante mensaje en su público. Es el futuro del urbano en nuestro país.
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