¿Qué hace que un show en un festival sea fantástico? No hay una fórmula cierta. Lo que sí es seguro es que ni toda la pólvora de China, ni visuales desarrollados por Ai Weiwei pueden redimir una presentación mediocre, sin alma. Muchas veces los artistas están como por compromiso parados en una tarima, reutilizando vestuarios de presentaciones de hace más de dos años o ignorando al público. Además, el reconocimiento internacional del artista no suma en absoluto, en un sentido estricto, a que su presentación sea buena. Pues, una vez concretado el deseo de ver a los ídolos en vivo, toda ilusión desaparece si su puesta en escena no transmite emoción, si no conecta con su público y sus propias canciones.
Un show es fantástico cuando hay coherencia, cuando suena bien, cuando el artista conecta con el público, cuando la identidad de la presentación está clara. Este año asistimos a un festival vibrante y maravilloso que mostró, por todo lo alto, que este festival es una parada obligada para el desarrollo de carreras internacionales, por lo que la barra es siempre alta. No creemos que por el respaldo que tenga una propuesta, por más concepto que exista detrás del arte, la presentación sea necesariamente buena. En ese sentido, todo hay que decirlo, odiamos el show de Arca por atropellado y disonante, por lo que no estamos de acuerdo con la opinión de ciertos colegas. Dejando el woke de lado, estos fueron, para nosotros, los mejores shows internacionales del Estéreo Picnic 2024
King Gizzard and the Lizard Wizard
Las comparaciones son odiosas. Pero lo cierto es que King Gizzard and the Lizard Wizard es una suerte de Grateful Dead contemporáneo. Aprendiendo las lecciones de Jerry García, el cantante australiano Stu Mackenzie y su banda presentan en cada oportunidad un Setlist completamente nuevo, por lo que ninguna presentación de la agrupación es como ha sido antes, sumando un elemento de suspenso la, intriga y emoción en los espectadores de sus vibrantes actuaciones. Con una inteligencia escénica que precisa de florituras y superficialidades espectaculares, la banda es un camión en tarima, soltando desde las tablas toda la artillería de su profusa carrera constituida por cañonazo tras cañonazo. Es una experiencia que raya en lo místico y lleva al cuerpo hacia otro estado de consciencia. Cumplieron la cita postergada durante años cuando se iban a presentar en la edición de 2020.
Poolside
Poolside presentó uno de los espectáculos más reconfortantes del tercer día del festival, jugando únicamente con la habilidad interpretativa de sus músicos. Sus melodías que producen tranquila emoción vibraron sin permitirse una sola nota fuera de lugar sobre el éter que sostenía a una audiencia frenética y sorprendida por la calidad estética de la propuesta de los Estado Unidos. Sin ningún esfuerzo aparente, los de Los Angeles lograron conectar poderosamente con un público que apenas estaba descubriéndolos y que se quedó toda la presentación para contagiarse de su energía calma y reflexiva. Promediando la tarde, su show se complementó armónicamente con un atardecer cobrizo que no solo calentaba la piel de los presentes, sino principalmente su corazón
The Offspring
Es difícil vencer a la nostalgia. En nuestro recuerdo siempre habrá una imagen idealizada de lo que sentimos fue nuestro pasado . Lo decía Carolina Durante: "coloreamos de días felices días que no lo fueron tanto". Así las cosas, la vara estaba alta para quienes esperábamos el regreso de la banda de Dexter Holland, a quienes no veíamos desde 2017 cuando se presentaron en la única edición del Rock And Shout. Después de la segunda canción respiramos todos tranquilos. No podrían haberlo hecho mejor. Como unos de los precursores tardíos de la escena californiana, The Offspring tiene una responsabilidad histórica con sus seguidores y, aunque sus últimos álbumes distan mucho de convertirse en himnos generacionales, su labor ininterrumpida les otorga una energía casi áurea cuando pisan cualquier tarima. A pesar de la altura.
Arcade Fire
No. La aparición de Li Saumet durante no fue lo mejor, de lejos, de lo que hizo Arcade Fire en su show del domingo. De hecho, generó un cringe en la mitad de la audiencia que no estaba aullando frenética por ese eco que es hoy la cantante Samaria de lo que fue hace quince años. Por demás, no hay mucho que decir: Arcade Fire es perfecto, su música es perfecta y sus presentaciones perfectas. Arcade Fire ha construido un recorrido importante en el circuito jugando en contra de las normas de una industria a veces caníbal y siempre compleja. Por ello, su regreso a las tarimas colombianas es un feliz suceso que no hemos dimensionado del todo a posteriori. Pero es que la banda de Will Butler lleva iluminándonos durante años. Esta vez no fue la excepción. No hay mucho más que decir: carisma, empatía, emoción y, sobre todo, una colección de canciones queridas por todos convirtieron a esta presentación en una de las emotivas de esta edición del Estéreo Picnic que dejamos atrás.
Dillom
El joven talento argentino demostró por qué el urbano de su país está redefiniendo todas las formas de una industria que se confió en una única fórmula y había encallado en una playa cierta, pero poco novedosa. En la música de Dillom convergen estéticas y sentimientos que se suman a una delirante puesta en escena en la que el artista recorre su catálogo de manera histriónica, nunca ridícula, para conectar de manera íntima y directa con la audiencia. El argentino la tenía difícil: se enfrentaba en horario con el Grupo Frontera, un fenómeno del regional mexicano que ha crecido de manera vertiginosa desde que Morat decidiera versionar una de sus canciones más populares. No hubo problema: el show de Dillom fue conmovedor y audaz, además de profundamente catártico para los asistentes familiarizados con sus canciones y para aquellos que apenas descubrieron su música cuando fue anunciado como parte del festival en 2023.
Miss Kittin
Siempre saludarnos a la reina francesa. Hace más de veinte años, una de las precursoras de ese breve y maravilloso momento que vio nacer al electroclash, Kittin (borrado ya el apelativo de Señora) se ha convertido en una de las fuerzas claves de una electrónica propositiva, enérgica, emocionante y distinta. Para cerrar el tercer día del festival en clave de celebración eterna, la francesa preparó un set atemporal en el que diversificó el sonido de sus composiciones con cortes de colegas de todo el mundo. La electrónica es una celebración plural de las identificaciones y diferencias. Y Kittin lo entiende plenamente en su eclecticismo, por lo que no se conforme con canalizar los sonidos ahora nostálgicos del electroclash que la hizo enorme, sino que combina fácilmente dichos lenguajes con un sonido contemporáneo atrevido. Cada set de esta leyenda es una constatación de su legado y todo cuanto le falta por hacer. Hay Kittin para rato.
The Blessed Madonna
Por una polémica que sólo puede sintetizarse como estúpida, bienvenidos al universo woke, Marea Stamper tuvo que cambiar su alias artístico de The Black Madonna a The Blessed Madonna. Quienes quienes se atoran con la flema ácida del correctismo político y son prontos a gritar "¡Apropiación cultural!", probablemente no leyeron un libro de historia del arte o conocen la práctica de retratar a vírgenes negras que dieron forma a estos íconos tan pronto en la historia de las religiones, pues hay evidencia de esa práctica ya en el arte bizantino del siglo XII. Con nombre nuevo pero con igual o mayor talento,Stamper regresó al Picnic luego de su estelar cierre de 2018, cuando cerró la fecha de LCD Soundsystem. Mezclando su denso sonido techno de Chicago con soul, R&B y funk, The Blessed Madonna ofreció una de los sets más vibrantes del Estéreo Picnic. No es para menos: en la actualidad The Blessed Madonna se ha mantenido en los últimos años como una de las mejores cien DJs de los Estados Unidos.
Future Islands
A pesar de lo increíble que es un líder como Samuel Herring, la banda actúa como el vínculo que mantiene unido a Future Islands y evita que la teatralidad del frontman se vuelva excesiva. El tecladista Gerrit Welmers, el baterista Michael Lowery y el bajista William Cashion sacaron el máximo provecho de la sencilla disposición del escenario y llenaron el escenario con un sonido que iba desde lo suave y delicado hasta lo tremendamente poderoso. Por ejemplo, recientemente interpretaron "King of Swedish", una canción favorita de los fanáticos, cerca del final del set, y el bajo de Cashion golpeaba casi como un puñetazo en el estómago, discordante pero en perfecta sintonía con la energía cambiante del espectáculo. A pesar de que la banda tuvo varios problemas con el sonido, que escapa completamente de su control, su actuación y calma en medio de los momentos más difíciles prueban el legado que han construido y la fuerza interpretativa que tiene Future Islands para salir adelante en cada oportunidad, conquistando a la asistencia con cada acorde y cada sonrisa.
Four Tet
Kieran Hebden es un músico ecléctico bajo sus propias reglas. Desde que hacía parte de la banda Fridge, el inglés ha llevado una excepcional carrera que lo ha llevado a colaborar con luminarios de su geografía como Thom Yorke o Burial. Con diez álbumes de estudio, el artista posee una energía creativa polifacética y vibrante, por lo que su pasada presentación en el Picnic fue una demostración de talento e inventiva. Four Tet mezcló desde electrónica experimental hasta UK Garage. No es una sorpresa que haya sido una presentación memorable, pues Hebden ha dejado claro en su trabajo y remezclas de Aphex Twin, Bicep, Radiohead, Ellie Goulding, J Dilla, Lana Del Rey, Manic Street Preachers, Sia, Black Sabbath y Madvillain que su capacidad es, a la vez, elegante y atrevida. Four Tet es la confirmación de que el festival tiene que seguir apostando por la electrónica. Y regresarnos el club dedicado al género que fue tan pertinente en la edición de 2023.
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