PJ Sin Suela debuta en Tiny Desk con una presentación histórica marcada por la inclusión, Puerto Rico y la justicia social
- Ignacio Mayorga Alzate
- 14 may
- 3 Min. de lectura

El rapero, médico y activista puertorriqueño PJ Sin Suela protagonizó una de las presentaciones más memorables de los últimos años en el reconocido ciclo de Tiny Desk Concert de NPR. Con esta aparición, PJ no sólo celebra su ingreso a una de las vitrinas más respetadas de la música global, sino que también marca un precedente al convertirse en el primer artista en incorporar un intérprete de lenguaje de señas en el formato, reafirmando su compromiso con la accesibilidad, la inclusión y la representación social desde la música.
PJ Sin Suela —nombre artístico de Pedro-Juan Vázquez— se ha posicionado como una de las voces más lúcidas del rap latinoamericano. Desde su irrupción en la escena con letras afiladas y una ética inquebrantable, ha trazado una trayectoria en la que conviven el comentario político, la introspección emocional y el sentido colectivo. Con una formación médica que no ha dejado de informar su visión crítica y humanista, PJ ha hecho de su carrera una plataforma para causas sociales, desde la salud pública hasta el bienestar animal.
Su paso por Tiny Desk es el resultado de un largo recorrido que ha combinado integridad artística, visibilidad internacional y arraigo profundo en la realidad puertorriqueña. La presentación incluyó un repaso por temas esenciales de su repertorio como “Tengo Una Nota”, “Duolingo”, “Mírame”, “Amor Artificial”, “Top” y cerró con la contundente “Mambrú”, una declaración antibélica con una carga emocional que no dejó lugar a ambigüedades. “Yo nunca voy a apoyar la tortura, el genocidio ni la colonización”, dijo antes de entonar la canción, en una de las frases más potentes del set.

Acompañado por una alineación de músicos puertorriqueños de alto calibre —con integrantes que han tocado con Cultura Profética, Draco Rosa, Jorge Drexler, Tego Calderón y Karol G, entre otros—, PJ presentó un show cohesivo, vibrante y conceptualmente sólido. La interpretación en lengua de señas estuvo a cargo de Alexssa Hernández, reconocida por su trabajo con artistas como Bad Bunny y Karol G, quien se convirtió en la primera persona en desempeñar este rol en un Tiny Desk. “Pude traer a mis músicos favoritos de Puerto Rico, personas a las que admiro y aprecio profundamente. Tuve la oportunidad de rePResentar lo que hago de manera visual, musical y social”, expresó PJ sobre el equipo reunido.
El set también fue un espacio para la denuncia: PJ se solidarizó con las comunidades migrantes perseguidas, reafirmó su rechazo al colonialismo con la consigna “Puerto Rico NO se vende” y visibilizó la crisis de animales callejeros en la isla, recordando su postura pública de “Adopta, no compres”.
La estética de la presentación no fue un detalle menor. Enmarcado en una cuidada paleta de color naranja —inspirada en su más reciente álbum TODA ÉPOCA TIENE SU ENCANTO—, el show combinó fuerza visual y narrativa. El cierre simbólico llegó con la talla en madera de “Dr. PJ Sin Suela” que dejó como obsequio en el set, siguiendo la tradición de Tiny Desk. El objeto, elaborado en su natal Ponce y regalado por su tío tras su graduación, fue un gesto íntimo que conectó lo familiar con lo público.

“Este es un sueño hecho realidad para mí. Tengo recuerdos de la universidad viendo Tiny Desk y pensando: algún día estaré ahí. Y sucedió. Incluso ahora, si estoy cocinando o en casa con amigos, ponemos Tiny Desk. Tengo mucho respeto y amor por la plataforma, y lo traté de esa manera. Nos preparamos, ensayamos y dimos todo lo que teníamos”, compartió PJ, visiblemente conmovido.
La participación de PJ Sin Suela no fue simplemente un logro profesional, sino una intervención cultural de fondo. En un espacio que históricamente ha elevado las voces más significativas de la música independiente y global, el artista boricua dejó claro que su arte no solo busca conmover, sino también incidir. Con esta presentación, PJ Sin Suela se suma al canon de Tiny Desk como un artista que, con lucidez, compromiso y ritmo, recuerda que la música también es un acto de conciencia.
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