Con el tiempo, el hip hop en nuestro país ha venido construyendo una narrativa de independencia, constancia y honestidad. No son ya los mismos referentes los que conforman el horizonte de escucha del público nacional, sino que, sobre todo en años recientes, han venido proliferando una serie de nuevos rapsodas que se han encargado de tomar la batuta de los íconos que labraron el camino para crear ellos mismos su propia senda. En ese sentido, el caso de Selene resulta paradigmático, pues se ha convertido ella misma en un referente para las mujeres que se han interesado por el acrónimo del ritmo y la poesía pues, aunque siempre han existido mujeres en el hip hop nacional, lo cierto es que su presencia ha quedado muchas veces invisibilizada.
El Estéreo Picnic, el festival privado más importante del país, fue la excusa para reunirnos con la rapera bogotana, quien se alineó con una nómina de ensueño del hip hop patrio en el cartel del evento, compartiendo con las leyendas de La Etnnia, además de los nuevos y rutilantes espectáculos de Penyair y Oblivion’s Mighty Trash. Selene recibió el llamado con la responsabilidad que ha caracterizado su trayectoria, convirtiéndose en una de las pocas artistas nacionales que ha participado en Hip Hop al Parque, el escenario público más importante de su género, y el Estéreo Picnic, evidentemente el evento privado más grande en Colombia.
Luna nueva: orígenes
A Selene le gusta la calle y la dinámica que en ella se desarrolla, a lo que volveremos más adelante, por lo que su primer contacto con el género que la consagraría como artista no podía sino ocurrir sobre el asfalto y los muros de firmas policromadas en aerosol. “Me encuentro en las calles de Roma, Kennedy, con el rap. Pero siempre he soñado con cantar”, explica la bogotana. “Los medios económicos no permitían tener un acercamiento a la música porque en el colegio tampoco nos la enseñaban. Como a los 16 o 17 años veo la facilidad con la que pueden crear canciones las personas por medio del rap, porque en el colegio ya se improvisaba entre mis compañeros. Entonces tomé la herramienta del rap para ser lo que quería ser de niña. Y se dio en Kennedy”.
En el momento de su encuentro con este sonido, las posibilidades de acceder a la información eran más extensas que las que tuvieron los primeros rimadores de estas latitudes, por lo que diligentemente la artista empezó a informarse. “Siempre tuve esa ilusión de poder cantar. Aparte, ya estaba YouTube, entonces podía buscar pistas en Internet para rapear encima. El internet facilita mucho todo”, explica. Antes que conocer la música por las casetas de la 19, como fue escuela para tantos, Selene aprovechó también la conectividad para empezar a descubrir un universo de referencias que informarían su proceso. Algunos de ellos luego han colaborado con ella. “El primer rapero que escuché y me llenó mucho fue Nach: él ha sido un referente para mí muy importante. También Realidad Mental porque el proceso de él también inicia en Kennedy. Eso me motivó muchísimo. Me gusta mucho Ariana Puello, me gustan mucho Los Nandez, me gusta mucho Lianna. Creo que todos han influido un poco en mi proceso”.
“Yo empecé y no sabía cómo era la vuelta. Yo no tenía ni idea. Me acuerdo que me encontré una guitarra ahí en mi casa, porque yo vivía en una casa cultural y entonces siempre iban músicos, y en una de esas alguien dejó una guitarra. Nunca volvió por ella”, recuerda Selene sobre la manera en que empezó a recorrer el camino de la música de manera empírica. “Pues así la cogí, la cogí y empecé a aprender a tocar, pero muy empíricamente y duré así aprendiendo y haciendo mis canciones en la guitarra como un año, un año y medio y ahí fue que conocí a El Sonido del Javier y él fue el que me guió. Él fue el que me dijo como ‘Pillé, vamos a hacer un disco. Así se graba de esta forma, se hace tal’. Creo que él guió mucho mi camino. Salió así el primer álbum que se llama Osadía en el 2016”, recuerda sobre su encuentro con un colaborador constante que la ha apoyado desde sus primeros días.
Cuarto creciente: primeros pasos
Hay una relación directa entre Selene y la luna que va mucho más allá de la personificación de la deidad griega a la que en un principio se refirió. “Selene es la diosa de la mitología griega. Sin embargo, a esta Selene, a la que soy, le doy otro otro significado. Tiene que ver con la luna y también influye la Selene de la mitología griega. Cuando empecé, la primera vez que yo dije ‘voy a hacer rap’, ya tenía el nombre investigado. Así que, Selene”, explica la artista. El nombre, no obstante, ostentaba un peso simbólico desde el que la rapera no quería enunciarse, pues compararse con una deidad, de cualquier panteón religioso, es un acto que puede rayar en la vanidad de espíritu, característica completamente alejada del ser humano que es Selene.
“Con el pasar de los años decía ‘parce, pero yo no me siento una diosa’. Empecé a cuestionarme mucho el nombre, por lo que fui dándole mi propio significado con el pasar del tiempo”, reflexiona. A pesar de ello, la Luna es una constante de la vida de la rapera, por lo que prescindir de esta identificación que había desarrollado no era una opción. “Siento que el rap, de alguna otra forma, también se convierte en una luz en medio de la oscuridad, metafóricamente hablando, de ese entorno pues hostil en el que pues nacen las raperas y raperos. Muchas veces nos rodean cosas no tan buenas. Digamos, en mi caso, en la esquina de mi casa estaba la olla o era muy fácil caer en las drogas, muy fácil caer e malos pasos. Entonces llega el rap y cambia mi camino, cambia ese rumbo y se vuelve como una luz en medio de la oscuridad. Creo que la gran mayoría sufrimos muchos vacíos, entonces para mí el rap se convierte en esa luz, como en esa en esa salvación, como en esa luz de luna, de alguna u otra forma. Ese es el significado que le he dado a Selene”, añade.
En la mayoría de las culturas que han tenido pensamiento mítico la Luna está personificada en el cuerpo de una mujer o en una energía femenina. En ese sentido, han surgido relaciones lingüísticas tan bellas como “estar en Luna”, que se refiere en la cosmovisión de algunos pueblos originarios a estar atravesando el ciclo menstrual. “También se convierte en algo muy importante para una como mujer el poder conectar con su feminidad. Aparte la Luna siempre nos acompaña. Aparte, en esa época a mí me encantaba la noche: la calle, el graffiti. La Luna siempre estuvo ahí, está ahí, acompañando. Entonces también pues me gusta como hacerle honor como a la Luna que, para nuestros ancestros, también era una diosa”, reflexiona sobre esta carga simbólica dentro de su denominación artística.
“Siento que ahorita es nuestro momento. Nosotras, como mujeres, siempre hemos sido echadas a un lado, cuestionadas. De alguna otra forma tú como mujer recibes comentarios que tal vez como hombre nunca recibirías. Por ser mujer tú no puedes. Si eres mujer tu triunfo se lo debes a un hombre. Siempre estás luchando contra esas grandes murallas, que se convierten en limitaciones para una. Ahorita hay tantas mujeres haciéndolo real, pese a sus miedos, que muestran cosas que solo nosotras podemos sentir. Y que por eso es tan necesario que salgan a cantar y a contar desde su vida todo lo que significa existir en este mundo como mujer. Creo que este momento estamos empezando a tener nuestro momento como mujeres en la industria musical. Ahorita es nuestro turno de hacerlo real.”.
La Luna se erige sobre el cielo con su luminiscencia de plata para guiar a las personas en su camino, por lo que tiene sentido metafórico que Selene se haya convertido en un referente de las mujeres en el hip hop, liderando a una generación más joven que ha aprendido las lecciones de Lianna, de Melissa Contento, Diana Avella, entre varias otras. “Cuando empecé no había tantas chicas como ahora. Encontrar una era como un tesoro, parce. Ahorita realmente hay muchísimas y yo estoy en ese proceso de hacer más colaboraciones con chicas, porque el rap es aún más masculino, tengo muy pocas colegas amigas mujeres”, recuerda. “Hay que apoyar a todas esas chicas que están por ahí, que hasta ni son raperas, pero que tienen unos procesos increíbles”, señala Selene quien, además, ha trabajado con Tatiana Gómez, Briela Ojeda, Spektra de la rima, entre varias otras.
Luna llena: camino a la consagración, colaboraciones y festivales
Los artistas independientes la tienen muy difícil. Sobre todo en un contexto culturalmente tan mustio como nuestro panorama comercial contemporáneo. Sobre todo si vienen de un género que, a pesar de dominar los listados de ventas en los Estados Unidos desde hace dos décadas, sigue siendo estigmatizado. Más aún si se es mujer en este contexto. Pero Selene no es de quejas, sino de batallas. La rapera no se define desde el rencor o el odio, sino que todo su ejercicio creativo nace del amor: por los suyos, por los colegas, por la vida, por el género, por su pedazo, en el que se formó y al que llama hogar. Quizás por ello es que ha logrado, durante su trayectoria, colaborar con una larga lista de luminarios del hip hop nacional: El Kalvo, Ali aka MInd, Penyair, Todo Copas, Realidad Mental o Diana Avella.
“Hay que apoyar es lo de acá, bueno lo genuino, lo que realmente nos despierta, lo que sentimos de corazón y apoyar, si se puede, más que todo lo de acá, porque igual fluir acá como artista o crecer en un plano económico es bien difícil”, subraya la artista, quien tiene como maestros de su disciplina a una extensa lista de MCs que han recorrido nuestras calles, que han rayado los muros que vemos bañados de luz ambarina por las noches o han reflexionado sobre la ciudad y sus dinámicas selváticas viendo la lluvia caer por los vidrios sucios de los mismos buses en los que nos movilizamos".
“Hacer canciones con gente que admiro es lo más bonito. Porque es algo que es genuino realmente sale del corazón. Creo que ha sido lo más chimba que ha tenido este camino y que también es un logro poder hacer una canción con ellos”, explica Selene sobre la posibilidad de grabar con artistas locales que la han influenciado. Por ello, en cada colaboración se muestra camaleónica, como el orbe nocturno siempre mutable, y se alinea con inteligencia lírica con lo que cada corte que se produce en compañía. Además, muchos de estos colegas, por la nueva proximidad que se ha construido, se han convertido en amigos fieles de su historia, acompañándola en tarima en eventos tan importantes como el Hip Hop al Parque o el Estéreo Picnic.
En 2021, cuando apenas empezaban a reactivarse los espectáculos masivos, Selene cumplió el sueño de cualquier rapero de habla hispana: presentarse en Hip Hop al Parque. El resultado, sin embargo, se constituyó como una victoria agridulce para la artista. “Fue un video completo: por cuestiones del Covid lo tuvieron que hacer virtual. Se hizo en la Media Torta y era con carné de vacunación la entrada y en esa época nadie se había vacunado”, recuerda la rimadora sobre la dificultad de presentarse en su plaza favorita para apenas un puñado de personas, que además disfrutaron de la experiencia lejos de la tarima, protegiéndose de las lluvias de noviembre. El año siguiente, Selene se presentó a la convocatoria de nuevo y, de nuevo, pasó. Para la gala de 25 años, la artista compartió tarima con Movimiento Original (Chile), Foyone (España), Santa Salut (España) o Trueno (Argentina), entre varios actos nacionales claves como Ruzto, N. Hardem o El Kalvo. “Una de las experiencias más bonitas que he tenido. De verdad”, recuerda la artista.
Este año, sin embargo, las apuestas eran distintas. Cuando se anunció el nombre de Selene en el cartel nacional del Estéreo Picnic, muchas personas de la demográfica objetiva del festival no conocían su importante trayectoria. “Yo creo que esto es, más que todo, una oportunidad para llegar a nuevo público. Creo que,por más que venga del rap y de alguna forma también del under, siento que mi vuelta se puede prestar para llegar a otra clase de público”, explicaba antes de su presentación, en la que estuvo acompañada de amigos y colaboradores como Realidad Mental y Briela Ojeda. “”Creo que es confiar en el proceso e ir abriendo puertas. Porque yo siento que, como artista nacional, ese es mi propósito en este momento: abrir puertas y llegar a nueva gente y ya con una o dos personas que tú sientas con las que lo hiciste bien, ya es ganancia, para si se multiplica con los años”, confiaba. Su presentación, que oscilaba entre rimas contestarias y dulces armonías de amor, respeto y amor propio, fue una significativa para la historia del Picnic: no sólo el festival se siente más plural, sino que abre espacios para artistas que, como Selene, se merecen el reconocimiento desde los promotores y programadores de eventos. Fue un show íntimo, emocional y de elegante diseño.
Luna llena: Quinina y próximos ciclos
Selene no puede detenerse. Porque, si el rap es luz, sus canciones son luz de luces y resplandecen en el momento más oscuro de la noche. Por ello, la artista se ha venido enfocando en dejar atrás los lastres y los dramas y, a través del arte, sanar y dejar atrás todo lo que le ha dolido durante su proceso vital. Por ello, en 2023, llegó Quinina, probablemente su álbum más personal en lo que lleva de historia sonora. “El álbum tiene uno de los procesos más bonitos que he tenido. Realmente fue un proceso en el que entré. O sea, no solamente fue como ‘bueno, voy a hacer canciones después las uno y hago un disco’. No. Fue realmente un reto que asumí como ser humano, como Valentina”, explica sobre este álbum que evoca transformación, movimiento y calma.
Quinina es el nombre con el que la desaparecida etnia de los Panches, del río Magdalena, le daba a la Luna. Raza de guerreros fieros, este grupo social desapareció durante la colonización a fuerza de oponerse con lanzas, flechas y fieros colmillos a la avanzada ibérica. “Me pongo a investigar, empiezo a solucionar esos problemas que siento que están en mi raíz, cadenas que también se cargan que nos heredan nuestros familiares. Y me empiezo a preguntar de dónde vengo yo”, explica Selene. Quinina, entonces, traza sobre el firmamento una pregunta sobre la identidad. Una pregunta particularmente compleja al habitar espacios geográficos en el que el ser mestizo es la principal característica de las personas confinadas a ese espacio vital. “La gente afro, indígena, tiene muy claro de dónde vienen. En cambio, nosotros estamos re perdidos, no tenemos ni idea de dónde es que venimos. Entonces me empieza a hacer esa pregunta y empiezo a buscar respuestas, a ubicarme, a buscar de dónde eres mi mi familia, empezar a mirar de dónde vengo yo. Si es que se puede llegar a eso”, añade.
El proceso de sanación interna es también una lucha interna entre la gramática de la víctima y la acción que asume la persona responsable que busca dejar atrás un camino sembrado de lágrimas. “Todas esas heridas que tenemos en el corazón, desde niños, desde que no tenemos memoria, que no sabemos ni siquiera que están, siguen pesando en la adultez. Creo que es cuando realmente se ven: hay ciertos daños internos que nunca nos encargamos de mejorar, de arreglar, de reconstruir. Entonces empecé a asumir ese cambio en mí, poder sanar heridas, poder cerrar procesos que se abrieron y nunca se cerraron”, explica sobre el proceso de transformación que nació desde la escritura y la reflexión. “Darme cuenta de dónde venían emociones como la tristeza, como la rabia, me sirvió mucho.Todos estas emociones me estaban perjudicando y empecé a tomar una por una y a tratar de asumirlas y enfrentarlas. Creo que es un proceso que igual no tiene final. Creo que todos los días te levantas a luchar contra eso, pero de alguna otra forma me sirvió mucho identificar esos problemas que tenía dentro de mí y no podía solucionar. Entonces, creo que eso fue Quinina”, concluye la rapera.
Selene con el tiempo se ha convertido en un ícono del nuevo hip hop colombiano. Y desde siempre fue un blasón de resistencia, responsabilidad propia y honestidad artística. Necesitamos más mujeres habitando todo el espectro sonoro, dentro y fuera de los diales. Pero necesitamos más mujeres como Selene, como Briela, como Lianna, que conecten con su sensibilidad y sus procesos, para compartir esa luz con todos nosotros, para que sus palabras nos bañen y salven. Cualquier tipo de luz. Ojalá de Luna, en la noche más oscura. En el silencio de las sombras, la voz de Selene irrumpe con cálida belleza. Y el hip hop patrio es mejor por eso, porque ella existe.
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