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Por Ignacio Mayorga Alzate

Pablo Trujillo utiliza una vieja foto de perfil para su nuevo sencillo


Desde que Pablo Trujillo empezó a reinventar su sonido en 2017 con la publicación de “Súper fuerte” tras su participación en Rock al Parque, el cantautor bogotano ha virado hacia las posibilidades atmosféricas que puede crear a través del pop electrónico. Aunque la guitarra siempre será su más fiel compañera, lo cierto es que al explorar estas nuevas opciones Trujillo ha creado un producto cada vez más afinado y con un sentido comercial más claro y que no descuida esa fina artesanía lírica que lo ha caracterizado, sino que le permite llegar a lugares más profundos, a veces más oscuros, a través de juegos con modulaciones o alteraciones vocales a través de sintetizadores y máquinas. Trujillo cada vez más ha estado coqueteando con los beats y atmósferas de la electrónica y, así, en 2018 tuvimos un EP cerrando el primer capítulo de su nueva saga cibernética. Monos demostró todas las posibilidades creativas más allá de su virtuosa interpretación de los instrumentos, denotando una sensibilidad estética profunda y elegante. Sin embargo, luego del lanzamiento antes este año de “He dejado”, una exploración del trap en boga, Trujillo parece haber regresado a la raíz de sus primeras canciones con la presentación de su nuevo sencillo “Fotos de perfil”.

Con una elección melódica cercana a sus primeros álbumes solistas, Trujillo construye un motivo sencillo de guitarra con una batería programada mientras que reflexiona en torno de la dinámica insoportable de las redes sociales. Si bien no es un tema de reflexión nuevo pues desde Esteman a Jiggy Drama y Melmak 69, por nombrar a unos pocos de los muchísimos que han creado canciones en torno, el acierto de Trujillo radica en salir de la obviedad de la relación entre las redes sociales y una dinámica negativa en la cultura, sino que explora cómo lo hace sentir a él toda esta serie de compromisos con una manera de ser hoy universal con la que no se siente del todo cómodo. Con imágenes poéticas sencillas, Trujillo logra construir una reflexión inquietante que, de algún modo, enlaza con “He dejado” en la que se lamentaba por las dinámicas de la industria de la música contemporánea plagada de algoritmos y ecuaciones de consumo.

Ya sea entre guitarras o sintetizadores, Pablo Trujillo siempre logra que sus canciones suenen propias, auténticas y honestas. El bogotano continúa probando con cada lanzamiento que es uno de los nombres claves de la escena alternativa, una persona que puede probar vestido con cualquier sonido que la fuerza de la canción no está en la producción final sino en la idea sincera que fue el primer momento de escritura, esa intuición artística que lo lleva al oficio de composición. Lo demás es marketing. Por eso no importa si vuelve sobre un sonido que ya ha explorado: los aprendizajes de su reconfiguración electrónica han dado sentido a un sonido de guitarra que ya no es el mismo de “Instantáneas”. Siempre es importante que Trujillo nos ofrende un nuevo lanzamiento.


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