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  • Por Ignacio Mayorga Alzate

Felipe Ortega viaja entre cuatro elementos en el videoclip de “La Marea”


La escena alternativa colombiana hace tiempo reconoce y valora el talento creativo de Felipe Ortega. El músico bogotano ha colaborado en los últimos años en algunos de los proyectos más interesantes de los nuevos sonidos colombianos. Desde el lanzamiento de Cada célula de Ságan el productor, compositor y ahora cantautor se ha ganado un lugar clave en el circuito por la minuciosidad con la que construye sus delicadas composiciones. Así mismo, ha destacado como músico al lado del proyecto de Juan Felipe Ochoa, Surcos, y también ha colaborado con Pablo Trujillo para darle forma a ese hermoso híbrido que lleva por nombre iglū. Antes este año, después de presentarse en decenas de importantes eventos con cada uno de sus proyectos, Ortega decidió lanzarse al ruedo solista con un proyecto honesto, desnudo y conectado con la naturaleza. El bogotano nos ha ofrendado desde entonces dos sencillos poderosos que hablan de una nueva forma de componer, de un acercamiento a la canción más holístico, de una búsqueda sincera y natural de la fuerza dormida de las composiciones en el centro de la tierra. Ahora, después de “Fuerza”, su debut solista, Ortega presenta el videoclip de “La marea”, canción que estrenó en septiembre de la mano de los nominados al Grammy Latino, Burning Caravan.

La música de Ortega como solista es una mezcla depurada y tranquila que vuelve al núcleo de la canción, presentando melodías y armonías de una belleza inquietante con elementos mínimos. “’La marea’ la escribí solo en el estudio después de ‘Fuerza’, influenciado por las melodías de Rodrigo Amarante”, explica Ortega sobre el proceso creativo de su sengundo sencillo. “Después de un tiempo se me ocurrió hablar con Francisco Martí de Burning Caravan, con el cual ya había hecho colaboraciones en Ságan y había grabado cosas en el estudio. Fue increíble cómo Francisco y Diana le aportaron justo lo que necesitaba a la. Fue un proceso creativo hermoso. Fueron entregados y generosos en el momento de crearla”. La canción abre con Ortega reflexionando junto con su guitarra y pronto se le une Martí con la esencia dramática de su voz, acompañado por visos de acordeón que Osorio despliega ejemplarmente cuando la melodía lo requiere, emulando a un viejo marinero de puertos lejanos.

Poéticamente, Ortega construye una reflexiva composición sobre las arcanos posibilidades que sobrevienen cuando la vida nos ofrece una experiencia transformativa. No hay nada más misterioso e impredecible que el movimiento de las olas del mar, salvo quizás la vida misma. Por ello la metáfora es apropiada. El agua puede sofocarnos y aplastarnos, o llevarnos flotando hacia nuevas costar, otros terruños para construir nuestra existencia propia. La voz de Ortega narra estas posibilidades infinitas, estos golpes de dados de concha y espuma, con una identidad muy humana y propia. Para una persona que se ha hecho un nombre alrededor de máquinas y programaciones, es refrescante como brisa marina encontrarlo reflexionando desde la forma más pura, construyendo analógicamente un nuevo universo estético. “La marea” corrobora que Ortega es docto en construir canciones en todas sus formas, un verdadero artesano musical.

Tenía entonces todo el sentido que Ortega presentara a su banda y empezara a construir su imaginario poético con este viaje de transformación que es este sencillo. Para el videoclip el músico aunó esfuerzos con Sebastián Cano Horaldo y Laura Otalora en la dirección, bajo la producción de Felipe Callejas y Juan Kupitra. Es una vuelta a la semilla de los tiempos que lo encuentra recorriendo la fría geografía cundinamarquesa para unirse en un abrazo natural con la tierra vulnerable y sin embargo resiliente y poderosa. Explorando los cuatro elementos, Ortega busca la alquimia secreta del principio del mundo y se reconecta con el espíritu primero en Suesca y la Quebrada las Delicias. Acompañado en esta travesía por el viajero irredento que es Francisco Martí de la Burning Caravan, Ortega encuentra la forma del silencio acompañado de un viaje interior que se concatena con su travesía física. Al final, basta con cerrar los ojos y callar para asimilar todo lo que ha pasado dentro de nosotros, después de que la marea nos ha llevado de un lado al otro. Vean aquí el primer videoclip de Felipe Ortega y viajen hacia dentro con el vaivén de las olas.


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