Comfort y música para volar de 1996 es sin duda uno de los mejores álbumes del rock latinoamericano. En su mejor momento, Soda Stereo ofrece una versión en vivo de algunos de los cortes más insignes de su catálogo que, para entonces, contaba ya con la totalidad de sus canciones presentes en siete álbumes contundentes que cambiaron para siempre la historia del rock en español. Durante la grabación de ese álbum, en el que la banda reversionó sus canciones con arreglos orquestales y variaciones, Andrea Echeverri fue invitada a participar en una de las canciones más emocionantes de la banda argentina, “En la ciudad de la furia”, parte de su álbum Doble vida de 1988. La versión con Echeverri, que ya se había convertido en una figura pública después de la publicación de tres álbumes de Aterciopelados, se ha convertido en un clásico por cuenta propia, un largo lamento de casi nueve minutos en el que la voz de Echeverri complementa la sofisticada cadencia del registro de Cerati, creando un dúo icónico para la posteridad. Más de dos décadas después, Aterciopelados intenta versionar el clásico de Soda Stereo con resultados… mixtos.
El problema con las leyendas es que pocas veces podemos decirles que fallaron. Comencemos por lo obvio: hay dos versiones impactantes de esta composición y una tercera, que no hace parte del catálogo oficial de los compositores, sino que sirve como una suerte de homenaje póstumo, entra necesariamente a una conversación plagada por las comparaciones. Estéticamente la reversión de Aterciopelados funciona. La voz de Echeverri sigue poderosa a pesar de años de trabajo y exigencias y el ensamble está afinado y en sintonía, fruto de una fórmula exitosa que une talentos nacionales como Gregorio Merchán y Paula Van Hissenhoven. Sin embargo, los visos de electrónica que pretenden modernizar la canción resultan desatinados a la luz de que, con este género en particular, las formas suelen envejecer pronto y la fusión digital que plantea el dúo bogotano resulta en este caso anticuado.
Acompañando el lanzamiento la banda presentó un videoclip en el que el dúo recorre de noche los escenarios oscuros y fantásticos de la Buenos Aires que inspiró en Cerati “En la ciudad de la furia” hace más de treinta años. El videoclip hace una alusión a la versión original, en la que Ceratiy y compañía recorren una ciudad desolada y gris. Pero si la versión de Soda era desalentadora y melancólica, la de Aterciopelados pretende ser sofisticada y fiestera. La producción del sencillo estuvo a cargo de Héctor Buitrago y Groove Studios y está en ustedes juzgar los resultados. Lo cierto es que, como con “He venido a pedirte perdón”, anterior cover de Aterciopelados, la canción funcionaba de manera idónea con su primera versión de tres piezas. ¿Era necesario reencaucharla?
