Lucifers Beard desemboca en lo onírico con “Loveland”, corte homónimo del EP 'Welcome to Loveland'
- Redacción 120dB Bogotá
- 8 ago
- 1 Min. de lectura

Lucifers Beard es el proyecto británico liderado por Christopher Barnes, donde converge su pasión por las texturas analógicas, la narrativa conceptual y el pop psicodélico con teatralidad e intensidad emocional. Su música, que atraviesa el glam stomp, el folk fantasmal y el rock funk‑infundido, construye paisajes sonoros que son a la vez nostálgicos e insólitos.
“Loveland” sirve como el corazón palpitante de su EP Welcome to Loveland, un ejercicio conceptual inspirado en los parques temáticos de los años setenta, donde lo festivo se encuentra con lo inquietante. El EP plantea una intensa dualidad: entre la fachada alegre del parque y las verdades corporativas y emocionales que acechan bajo su superficie luminosa.
En este contexto, “Loveland” despliega guitarras que giran como remolinos coloreados, ritmos que incitan al movimiento y una calidez analógica que envuelve. El tema no solo embellece esa estética retro, sino que sumerge al oyente en una experiencia sensorial cargada de escapismo inconsciente —que al mismo tiempo resulta familiar y ligeramente desestabilizadora.
La pista funciona como núcleo temático del EP: es el lugar donde los sueños se disfrazan de fantasía refinada, pero con una fisura. Ese brillo emocional y rítmico contrasta y resuena con cortes como “Desolation”, donde el artificio se diluye y la melancolía emerge como realidad tangible.
“Loveland” es, en definitiva, una invitación a adentrarse en un espacio que coquetea con el delirio pop, cuajado de atmósferas vibrantes y metáforas sensoriales. Es una construcción sonora elegante, una puerta hacia un mundo desbordante de luz, ritmos y una carga emocional que late justo por debajo del disfrute aparente.











