8 Bits Memory tiene una historia interesante en la movida cultural colombiana al ser la única agrupación que está en actividad dentro de este género de nicho que es el chiptune. Si bien es cierto que proyectos como Irene y Roadman crearon el camino para estas propuestas en nuestro país, además de una larga serie de DJs que se valen de estos recursos para sus espectáculos en vivo, la banda formada en 2010 como parte de un proyecto de grado es el único acto a nivel local que existe de este género. Y es que si bien es cierto que en este momento cultural nuestra afición al pasado es notable (sólo basta revisar cuántos mitos del Hollywood de décadas atrás están reviviendo, de Rocky a Jurassic Park) lo cierto es que el interés por los sonidos que le daban vida a los pixeles animados de las primeras consolas caseras de videojuegos como el NES o el Super Nintendo están reservados a un nicho demasiado específico, casi sin salida comercial. Sin embargo, una vez se ahonda en el trabajo de compositores como Kinuyo Yamashita Satoe Terashima para las primeras aliteraciones de la franquicia de Castlevania, la ominosa esencia de las composiciones de Minako Hamano para Link’s Awakening (uno de los primeros video juegos para el Game Boy de Zelda), lo cierto es que hay una belleza simplista en el poder crear orquestaciones emocionantes con un recurso técnico tan limitado.
Entrando en materia, 8 Bits Memory ha logrado construir una carrera muy interesante dentro del circuito musical colombiano, erigiéndose como una suerte de guía para músicos y artistas para que se adentren en sus pasiones, independientemente de la posibilidad comercial que estos sueños tengan. Poco después de haber sido ensamblada la banda se presentó el primer EP de 8BM, Insert Coin. Ese mismo año llegaron por primera vez a las tarimas de Rock al Parque y luego, en 2016, presentaron su primer larga duración titulado Before The Psyche, un llamativo álbum con un empaque cargado de la nostalgia gamer al emular los discos de juego de hace un par de décadas que les permitió llegar a Rock al Parque para su segunda presentación. Fruto de esta experiencia nace un proyecto que 8BM presentó hacia mayo de este año titulado Alderaan Resist!, un EP de tres temas que recoge parte de la experiencia en su pasada presentación en el festival gratuito de rock más grande de América Latina. La banda ha logrado trazar un interesante camino en el que, si bien la música 8 Bits juega un importante papel, lo hace también el rock, la música electrónica y los sonidos experimentales. Es un sonido enérgico, aunque digital, que disfraza en oportunidades a los intérpretes de los instrumentos en una pantalla pixelada de ruido y programaciones.
Alderaan Resists! presenta la participación de la banda durante la pasada edición de Rock al Parque, interpretando dos temas consecutivos de Before The Psyche (“Cosmic Birds” y “Asteroids”) y una nueva composición inspirada en el amor eterno de los geeks a lo largo del globo Star Wars titulada “Death Star”, el arma última y más efectiva del Imperio de los syth. En términos generales llama la atención la posibilidad de traducción que tiene 8BM del estudio al en vivo, calcando casi pixel por pixel su mapa de aventuras, aunque con posibilidades emocionantes que convierten su show en una puesta en escena potente llena de colores y explosiones lumínicas. Sin embargo, esta presentación resulta en un arma de doble filo en el sentido de que, con una banda tan dinámica e interesante, el público que los sigue podría haber añorado más música nueva antes que pulidas reinterpretaciones de su catálogo ya conocido. Empero, “Death Star”, aunque también fue presentada en su versión en vivo, da una pista de cómo ha venido evolucionando el sonido de esta ecléctica agrupación, única en nuestro país. Más allá del carácter de unicidad, lo que llama la atención de 8BM es su capacidad de concatenar lenguajes que vienen de un amplio marco de referencias. El resultado es explosivo, emocionante y nostálgico, en el buen sentido de la palabra.
