Si hay algo que explica la explosión del rock colombiano de la década de los noventa es la experimentación sonora como motor principal de la pluralidad de bandas que emergió en este fructuoso momento, una serie de artistas que buscaba un sonido propio, único, difícil de catalogar y, por eso mismo, versátil, excéntrico y emocionante. Quizás ninguna de estas bandas alcanzó el nivel de Morfonia, una agrupación pionera que hace un cuarto de siglo empezó a comerse de a poco la ciudad, saltando de las tarimas del desaparecido Sátiro Bar a Rock al Parque y al Jorge Eliecer Gaitán. Gregorio Merchán y Rodrigo Mancera decidieron revolucionar el sonido capitalino para brindar una banda sonora apropiada a esta ciudad convulsa en la que convergía el punk, el rock, el metal y una serie de nuevas propuestas que ya empezaba a dejarse contaminar por la herencia de ritmos y acentos del amplio catálogo musical colombiano y que nunca hasta ese entonces había mirado tan conscientemente desde adentro la cantidad de géneros musicales que atraviesan nuestra geografía tricolor. Con bases de rock, hardcore, jazz y funk, la música de Morfonia siempre tuvo una naturaleza híbrida que hacía de sus presentaciones una experiencia estética distinta, vibrante y mágica.
Desde la publicación en 1997 de su primera placa discográfica, la celebrada Morfonia en vivo, la banda se hizo con el corazón de la audiencia capitalina y se convirtió en uno de los actos principales de la movida musical colombiana, un espíritu rockero que se erigió como uno de los mejores actos nacionales con un poder de convocatoria ejemplar debido a sus poderosas presentaciones en vivo. Le seguirían Flor de andén y Otras historias de aeropuertos, documentos esenciales de un sonido único en el que la experimentación y la calidad rítmica fueron centrales para la evolución de la banda. De Morfonia se desprendieron varios actos importantes para la música del nuevo milenio, destacando la actividad de sus creadores en varios proyectos como Los Swingers, Supervelcro, Rioson o, más recientemente, Milmarías. Luego de breves reencuentros la ilusión de una reunión de Morfonia se concretó en 2017 cuando la banda grabó una versión de “Hijos del tigre” para el Tributo Anónimo de los Aterciopelados, banda en la que Merchán participa en la sección rítmica desde hace algún tiempo y, ese mismo año, llegó la primera canción de la banda en mucho tiempo: “Calibre 24”.
En 2018, para celebrar 25 años de historia, la banda recientemente reunida ha decidido presentar un nuevo álbum grabado en el estudio de Mancera, Antigueto Parlante, un documento creado desde la independencia que brilla como el día uno con una propuesta llena de matices en las que las reglas se han hecho para romperse. Esta fue nueva ofrenda de una de las bandas más queridas de la movida bogotana, un acto inmortal que lleva 25 años revolucionando la música en el país y que, seguramente, continuará haciéndolo por un largo, largo, rato. Ahora, para comenzar el año con fuerza después de un 2018 en el que participaron exitosamente en festivales de la talla del Centro y el Hermoso Ruido, Morfonia presentó cuando promediaba el eterno enero un nuevo video que lleva por nombre “S.O.S. | Primero de enero”.
“‘S.O.S | Primero de enero’ es la canción que cierra el Antigueto Parlante, en el orden del disco. Pero, curiosamente, fue la primera canción que se compuso en el 2018 y por esto tiene ese nombre. Su música refleja las sensaciones que acompañan empezar un nuevo ciclo”, explica la banda. “Morfonia se encuentra volviendo al punto de partida, a la raíz que en sus inicios motivaron su exploración sonora”. La canción, realmente, no necesita de mucha letra para construir una emoción poderosa, pues la música encuentra a Morfonia en su mejor momento, explorando una serie de sonoridades dispersas que resultan en una mezcla sofisticada y enérgica. El videoclip, realizado por Diana Araújo y Gregorio Merchán, fue grabado en Punta Gallinas, en la Guajira, y trata de los episodios de un viaje recorriendo el desierto. Reconociendo la inmensidad de la naturaleza, en el que resaltan los contrastes y un acercamiento a lo esencial, la letra tiene mayor fortaleza y el mensaje de aceptación del otro en su diferencia resulta imperativo y humano.
Enero fue un mes difícil para todos y duró más de lo que hubiéramos querido, pero, por lo menos, Morfonia nos deja este mensaje fraterno en medio de la adversidad de un país cada vez más incómodo con el hermano de al lado. Disfruten.