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  • Por Redacción 120dB Bogotá

Conozcan los artistas del Hermoso Ruido, pt. 1


El Hermoso Ruido se ha convertido en una de las plataformas de distribución cultural más interesantes de la movida cultural bogotana. Durante años el bebé alternativo de Páramo se ha presentado como una de las tarimas más interesantes del movimiento under colombiano pues, con algo de suerte, las bandas que allí se presentan pueden llegar a la siguiente edición del Estéreo Picnic. Solo basta comparar los carteles de las últimas ediciones respectivas para constatar cuántas bandas colombianas primero llegaron al Hermoso Ruido 2018 previa su presentación al Estéreo Picnic 2019. El Hermoso Ruido se ha venido planteando como un festival contundente que, además, tiene la misión de activar distintos espacios culturales y musicales de la capital para que la ciudadanía conozca los lugares por los que puede circular en la rumba capitalina. Es un festival que no sólo evidencia lo que está sucediendo, sino en donde, revitalizando la ciudad, el circuito fiestero y los hábitos de consumo de entretenimiento. Ahora, después de mucha especulación, llegan las bandas que harán parte de la gala alternativa en esta edición en la que 120dB Bogotá será un medio aliado. Conózcalas aquí, parte a parte, para que se programe desde ya con esta descarga de talento musical alternativo.

Aguas Ardientes

Aguas Ardientes se cimentó como proyecto en 2016 y rápidamente se convirtió en una de las bandas favoritas del under bogotano. Su primer disco, Guarever, llegó en agosto del año pasado y ganó la atención de publicaciones musicales, siendo incluido en 120dB Bogotá como uno de los principales lanzamientos del año. Canciones como “5 malparidos”, “Bogotá”, “No hay luka” y “Drinkin’ Guaro” los pusieron en la mira pública y les dieron un espacio privilegiado en las plataformas de streaming. Ahora, después de casi un año de promoción del álbum, la banda se aleja de la visión subjetiva y anecdótica para explorar una veta política más concreta, citando con nombre y apellido los culpables de que este país tenga en veremos su ruta hacia el sol, tanto literal como figuradamente. En este sentido, la enunciación elimina la primera persona del singular de sus reflexiones más agudas, para interpelar al otro, al escucha del corte. Este año debutaron en Rock al Parque con un show cargado de rosa. La banda se ha convertido en uno de los actos claves de la escena independiente y han llegado ellos solos a grabar su nombre en la historia del rock colombiano reciente.

Atrato

Atrato nació hace poco y es el bebé independiente de Federico Tisnés (Teatro Unión) y Javier Velásquez (Ismael Ayende). Con un formato minimalista compuesto por bajo y batería, la banda toma las bases de proyectos como Royal Blood para mezclarlo con el sonido tropical de la costa Caribe colombiana. Atrato debutó en febrero de este año con su EP Alto concordia, un primer documento de la experticia interpretativa de sus músicos. Es un disco lleno de groove y distorsión que explora elegantemente giros melódicos e intervalos armónicos que vienen de la costa para dialogar con la Bogotá en la que hoy residen sus miembros. El sonido de Atrato es muy enérgico y su puesta en escena lleva al extremo la posibilidad rítmica de un ensamble de dos piezas. La banda se ha estado moviendo muy bien desde finales de 2018 y con este EP se ha convertido en una favorita del circuito alternativo. Hermoso Ruido es el primer paso para una carrera que tiene muchísima proyección. Su show, por otro lado, los dejará en coma: tiene en él para que no se olviden nunca del nombre de esta banda.

Babelgam

Hablar de Babelgam es hablar del triunfo de la independencia, la visión artística y la declaración de principios. Aunque la banda lleva poco tiempo moviéndose por la capital y ciudades aledañas, se ha convertido rápidamente en un fenómeno musical que nos tomó a todos por sorpresa con la fuerza de sus oscuras e hipnóticas melodías, su contundente puesta en escena y su visión creativa que excede la estrategia básica de lanzamiento de sencillos para construir una identidad propia, una base de fans fiel y una estética propia y por demás implacable en la movida nacional. Con Mar de hiladas, su primer EP, Mar de Hiladas, lanzado a finales de julio, el cuarteto bogotano le dio un golpe contundente al mainstream y demostró que se puede contar historias fascinantes y envolventes desde la periferia y el silencio. Desde la orilla abyecta Babelgam contempla un mar inquebrantable y narra la experiencia urbanita de quien le teme a la caída de los muros, a las sombras de los callejones, a los cúmulos de personas en las plazas públicas. El cuarteto tiene muy claro qué quieren mostrar y son los únicos responsables de definir cómo quieren hacerlo, es una banda sofisticada e única que ha logrado mucho en muy poco y va por más.

Bestiärio

Bestiärio responde a los malestares de una sociedad históricamente corrupta, tramposa y pendenciera. Parece que las cinco partes del conjunto no tienen reparo alguno en abrazar identidades de animales parias, como si fuesen alimañas apestadas escapando de alguna refinería clandestina perdida en los pantanos del Mississippi profundo. En 2015 Bestiärio presentó Este infierno, su primer larga duración, una mezcla de ritmos prestados del folclor norteamericano y las características del punk global lleno de ironía, inconformismo y aburrimiento por el mundo moderno. Tres años después, y después de muchas batallas libradas en los escenarios locales, el quinteto colombiano regresó a los pantanos del mundo moderno con Mal viaje, segunda producción de estudio, que los encuentra más robustos y molestos, con un sonido que se atreve a recorrer nuevas y fangosas direcciones. La anda tiene una puesta en escena única con acordeón, banjo, washboard, mandolina y contrabajo, por lo que han ganado reconocimiento inmediato en vivo y recordación para una escena de la que no se habla mucho, pero en la que existen más bandas de las que aparenta. Bestiärio es un acto contundente que, a pesar de no tener los elementos típicos del punk de guitarra, suena estridente, demoledor y, sobre todo, muy sincero.

Boris Vian

El único artista de nuestra primera entrada es difícil de definir. Tomando su nombre artístico del patafísico francés del siglo XX, un heteronimo que tocaba jazz, traducía libros, escribía sátira y perdió a su esposa debido a que ésta lo engañó con el existencialista Jean Paul Sartre. En un momento cultural en el que la persona virtual lo es todo, Boris Vian (el ecuatoriano) decide rebelarse desde el anonimato, escondiéndose tras una máscara y desdibujando los límites de la personalidad en una música que está construida como una colcha de retazos robados. Como un Banksy de los Andes, el ecuatoriano resignifica elementos que son para todos conocidos y logra construir un nuevo producto inquietante e hipnótico que tiene mucha energía sonora. Cualquier intento biográfico es inútil para un músico que comenzó su carrera creando memes con base a la imagen de un Kurt Cobain recién nacido. La música que produce escapa de las etiquetas y todo su acto (sus redes sociales, sus entrevistas como personajes, sus espectáculos en vivo) son un performance que se toma en serio la música, pero nada de lo que falsamente la rodea en el siglo XXI.

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