La vida de Forastero Fernández está marcada por el arte, por la pluralidad de las formas y las posibilidades de tomar riesgos. Nacido a mediados de los 80 en Santiago de Chile, el artista es nieto del poeta y pintor Mario Fernández y la trapecista Guillermina del Tránsito, quizás su llamado por la creación venga de estos primeros días de la infancia, cuando también escuchaba a su tío tocar la guitarra. Hoy es uno de los referentes chilenos de la música urbana, pero también ha emprendido varias aventuras musicales con proyectos de reggae, música infantil, street jazz o cumbia. Desde los quince años está envuelto en el mundo de la música y las artes escénicas, lo que le permite a su proyecto actual, Forastero Fernandez, tener una madurez inquietante que no logran todos los artistas del género urbano. Ahora, para promocionar su último sencillo publicado en junio, el músico chileno regresa con el videoclip de “Sola, en compañía de Tello Contreras y High Beatz, que fue dirigido por el cineasta Diego Alvarez de la mano de Insanity Producciones.
En este momento de su carrera, que lleva ya varias décadas, Forastero Fernandez presenta su faceta más urbana, permitiendo que a su proyecto se sumen los sonidos del reggae, el dancehall y el dembow, mientras mantiene un interés instrumental pulido y afinado que lo diferencian entre cientos de intérpretes. Con una melodía enérgica y sensual, el intérprete se cuela por los intersticios más misteriosos de la música urbana. El resultado es un corte apto para las discotecas, pero también para la intimidad de dos personas que se quieren en silencio. “Sola” es la quinta entrega del nuevo material del chileno, en el que se enfoca en los lenguajes de la nueva música urbana. El single, además, cuenta con la participación de Tello Contreras y High Beatz, logrando que se convierta en una composición pegadiza que afecta a todos los que la escuchen.
En la realización de este nuevo material audiovisual contaron con la dirección del cineasta Diego Álvarez León quien en conjunto a Insanity producciones en la producción fílmica, realizaron este sensual, pero movedizo videoclip filmado en las costas y cerros de Valparaíso Chile, justo antes de la pandemia. El resultado es una fotografía saturada de neon y playas que establece un contraste entre lo público y lo privado, el día y la noche y el cuerpo público y el cuerpo íntimo, el objeto del deseo y el agente que seduce. Es una composición bailable, pero no cae en dinámicas incómodas de género y tóxica masculinidad. Un acierto, a todas luces.
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