En 2015 Elsa Carvajal, el corazón poético, vocal y musical detrás del proyecto Elsa y Elmar, presentó uno de los álbumes esenciales del nuevo pop alternativo, Rey. Fue un documento musical que, sumado al Caótica Belleza de Esteman, Canciones sin ropa de Pedrina y Rio y Caja de Música de Monsieur Periné, confirmó el momento esencial que vivía un género que, antes de convertirse en una réplica de los sonidos comerciales de las fórmulas radiales, aprovechaba los colores de una música con la facilidad de la recordación para compartir mensajes complejos y líricas de primera calidad sobre la identidad latinoamericana, las decepciones amorosas y el extraño entretejido de las almas que cohabitan un mismo espacio. Rey, creado desde la distancia en la que reside Carvajal, contaba además con algunas de las canciones más poderosas que la música nacional (dentro y fuera del género) había visto en la década pasada. El acierto del proyecto de Elsa y Elmar es el de volcar con sinceridad el corazón en el papel y la partitura, permitir que su audiencia conecte con sus dramas amorosos y sus alegrías más personales.
Tras mudarse a México hace un tiempo y lanzar desde allí se segundo álbum, Eres diamante, la cantautora de Bucaramanga se ha convertido en un ícono del pop independiente latinoamericano, permitiendo sumar a su propuesta estética los sonidos urbanos de moda sin alterar una identidad creativa potente y poética. Elsa y Elmar se ha convertido en uno de los rostros más visibles de la música colombiana alternativa, aunque también se ha configurado dentro de la fecunda escena mexicana, en donde ha creado un nido importante de aliados y amigos. Durante la pandemia, en 2020 y 2021, la cantante bumanguesa se ha mantenido sorprendentemente activa, presentando varios sencillos y EPs que la encuentran investigando y experimentando en torno a nuevos sonidos y estéticas musicales. Así, Elsa ha acompañado al público latinoamericano con canciones reflexivos e intimistas que han permitido que nos sintamos escuchados a en medio de la adversidad de algunos de los días más extraños que hemos vivido como humanidad reciente. La voz y música de Elsa son parte fundamental de nuestra nueva alternativa y la narrativa de nuestro tiempo musical, sumándose a una plétora de voces femeninas que están redefiniendo el sonido latinoamericano contemporáneo.
Ahora, en el marco del regreso de Zoé a Colombia con dos fechas, en Medellín y Bogotá, la cantante y compositora regresara al país como poderoso acto de apertura de una de las bandas principales de la movida rockera mexicana. En febrero, el 25 y 26, la bumanguesa será la encargada de calentar al público de estas dos capitales para anticipar el concierto de Larregui y compañía. Será una oportunidad idónea para conocer las nuevas sensibilidades que plantea la cantante en esta etapa de su carrera, que cada vez la ha llevado más lejos en la conversación cultural hispanoparlante. Hoy por hoy, Elsa y Elmar es la representante más interesante del pop femenino colombiano, creando un universo textual y musical único que ha redefinido la identidad de nuestro sonido, abriéndole puertas a actos como Ev y Bella Álvarez para ser escuchadas en nuestro país y el resto del continente. Es imperativo verla.
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