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  • Foto del escritorIgnacio Mayorga Alzate

Fryturama se desahoga en “Proyección perpetua”



México ha virado hacia el ruido. Y eso es fantástico. Si antes fue el referente del rock latinoamericano con toda la fuerza que le concedía ser sede de MTV Latino, antes de que orangutanes explotados de hormonas se emborracharan en realities derivativos temporada tras temporada, ahora el país del águila ha empezado a descubrir una serie de artistas inclinados hacia el ruido, la experimentación, el caos y lo más abyecto del sonido producido por las máquinas. Entra Fryturama, dúo formado por Fryda Magaña y Arturo Tranquilino que, desde 2018, le ha apostado a un sonido ominoso en el que el shoegaze, el noise, el dreampop y el grunge colindan en un mismo entorno de pesadillas y fantasía en el que los mutantes son hermosos y la tela en la que se envuelven las canciones es una seda negra transparentosa que revela unos ojos rojos de fiera encendidos tras el atuendo extraño que la banda ha tenido a bien llamar cute-noise.


A la fecha Fryturama ha producido dos EPs en años consecutivos: Transparente (2018) y El mutante más lindo (2019) y se han presentado en festivales under y compartido escenario con Mint Field, Las Robertas, Parrot Dreams, Protistas, Bree, Sexores, entre varios otros. Ahora, en su primer sencillo de 2021, la banda abraza completamente su oscuridad para “Proyección perpetua”. "Esta canción es un desahogo de todas las cosas que me estuve guardando. Porque, ante el momento que estamos viviendo, no quiero ser una esclava de mis pensamientos. Vivimos hipnotizados por una proyección perpetua del miedo a través de ideas. Y no me van a dominar esas ideas. Este es nuestro nuevo sencillo", explica Magaña en el comunicado de prensa de un sencillo que salió primero este viernes a través de Bandcamp.


“Proyección perpetua” es un alarido sintetizado a la mejor manera de Alan Vega cargado de una oscuridad prestada del industrial de vanguardia de los canadienses Skinny Puppy. Con guitarras grunge afiladas el dúo mexicano va abriéndose paso entre el oscuro ruido y el zumbido de las máquinas para lamerse las heridas bajo la luna, preparándose para atacar de nuevo con sus garras afiladas. Es una propuesta minimalista que hiela la sangre con baterías pesadas y luego rugidos de crust punk que parten el silencio en miles de cristales hirientes para luego caminar sobre ellos con pies descalzos, dejando una estela carmesí tras de sí para refugiarse de nuevo en una esquina oscura de la habitación. “Proyección perpetua” es una catarsis de sanación, un ritual de violencia y calma en el que Magaña se deja la piel y avanza feroz, desnuda, en medio de una noche oscura plagada de criaturas extrañas. Es todo lo que necesitamos en estos momentos y un posible vistazo de cómo será el ruido por venir en el panorama latinoamericano próximo.





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