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  • Foto del escritorIgnacio Mayorga Alzate

Andrés Makenzy lanza su carrera en solitario con el proyecto Juan Sin Cabeza




Después de una fructífera carrera como arreglista, contrabajista y productor en la banda Los Makenzy, el compositor colombiano Andrés Makenzy, renace con su proyecto solista Juan sin Cabeza. Junto a su hermano, en Los Makenzy, Andrés pisó Rock al Parque, Estéreo Picnic o el Breakfest en Medellín, además de girar por México, Estados Unidos, Costa Rica u Honduras. Ahora renace con su primera producción como solista en Juan Sin Cabeza, proyecto mediante el cual hace evidente el eclecticismo y el contraste íntimo que invade a un bogotano que va llegando a sus 30.


Juan Sin Cabeza debuta con el sencillo “Macarrones con queso”, una mirada íntima y sincera a esa falsa calma que se vive tras haber dado fin a una relación. Es un corte melancólico con una inteligencia poética sobresaliente, que encuentra en lo cotidiano la materia prima para construir una escultura etérea de ausencias, recuerdos y nostalgias. El corte está cargado de cuerdas lóbregas y metales solitarios y espectrales que se concatenan para sumarse a la gramática del drama, esa nostalgia circunspecta que nos acompaña como el humo y que lentamente repta por las paredes para hacerse con el control de la habitación. Es un corte delicado y preciso en el que Andrés Makenzy evidencia su calidad como compositor, arreglista y poeta, creando con un uso inteligente de los recursos sencillos que emplea la banda sonora de los domingos de bajón, cuando hace frío y el tazón del gato está vacío entre lozas sucias.


Acompañando el lanzamiento, Juan Sin Cabeza presenta un videoclip intimista que lo encuentra en medio de la procrastinación de la nostalgia, jugando con los varios elementos de su hábitat para intentar palear el invierno que se cierne tras quedarse solo. Es un audiovisual que enseña su colección de nostalgias: vinilos de Queens of the Stone Age, Nick Cave and the Bad Seeds, Jack White o “El Cacique de la Junta”; sus cactus ornamentales, la colección de instrumentos con los que construye castillos en el aire y su mascota, quien lo acompaña en la nostalgia de la despedida, en el eco que retumba y vibra tras el portazo final. Este primer sencillo se presenta como abrebocas de lo que será un EP que explota la instrumentación propia de orquesta, con sonidos característicos de décadas lejanas, pero aprovechando las ventajas de la producción de nuestros días para entregarnos un producto artístico íntimo e introspectivo sobre las situaciones del diario vivir. Juan Sin Cabeza se proyecta como una criatura fantástica y poderosa, hecha de finos espejos en los que podemos reflejar nuestras propias vivencias.



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