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  • Foto del escritorIgnacio Mayorga Alzate

Debbie Harry: más allá del fenómeno de Blondie

Actualizado: 21 abr 2023


Considerar a la figura de Debbie Harry únicamente en el fenómeno del punk rock de finales de los setenta es quitarle una parte de su identidad a uno de los íconos fundamentales de la cultura del siglo XX. De la misma manera que Patti Smith es vital para la poesía y la narrativa de los Estados Unidos, Harry es central para pensar la moda y el papel de la mujer en una cultura restrictiva y patriarcal de control de los cuerpos. Harry es una figura más grande que la vida, una heroína en franca lid que, a través del reconocimiento de sus defectos como individua, se ha convertido en una inspiración para millones de personas a lo largo del globo. Más allá de ser una de las primeras mujeres del punk en la lejana era del CBGB de los setenta, la vocalista de Blondie es clave para la importancia del new wave y el punk, además de para la historia del hip hop. Así mismo, su relación con Andy Warhol y su osada puesta en escena hacen de ella una de las figuras claves de la cultura del entretenimiento. Harry visitará Colombia por primera vez, casi a sus ochenta años, para ofrecer dos espectáculos esenciales. A propósito de su paso por nuestra geografía revisamos la importancia de su leyenda.


Harry comenzó su carrera en la década de 1970 como cantante Blondie, uno de los primeros actos de la historia del punk rock. Aunque la banda comenzó en 1974 cuando conoció al guitarrista Chris Stein, con quien tendría una relación sentimental que duró casi dos décadas, su primer hito llegaría dos años después con el lanzamiento de su debut autotitulado. Conforme The Damned grababa en Inglaterra el primer sencillo prensado del punk como género, la inigualable “New Rose” de 1976, Blondie debutaba con un disco frenético y volátil en el que combinaba la cultura popular y un sonido más cómodamente comercial con el lado más afilado de la música, una mezcla de punk rock y new wave en el que Harry se ponía en el frente de la atención con temeridad, ya familiarizada levemente con el mundo del espectáculo tras su poco tiempo como corista a finales de los sesenta de la banda de folk The Wind in the Willows.


Harry ya había tenido una vida antes de que el éxito le llegara de repente. Adoptada a los tres meses de edad por un matrimonio de Nueva Jersey, la cantante había hecho de todo para cuando conoció el éxito: había sido chofer de The New York Dolls (la banda en la que Malcolm McLaren y Vivianne Wood se inspirarían para definir el look del punk emergente), había sido conejita para Playboy y secretaria de la BBC. Además, había sobrevivido a un coma por neumonía y a una relación abusiva en la que un hombre celoso la amenazaba con una pistola y juraba que accedería a ella de manera violenta. Años después, ya como pareja de Stein, un desconocido abusaría de ella frente a su novio, tras robarles cámaras, guitarras y joyas. Harry es una sobreviviente: a la enfermedad, a las drogas duras, a la mano pesada y opresora del machismo institucional e, incluso, a un intento de secuestro por parte de Ted Bundy.





Quizás por ello supo cómo jugar con las expectativas que la cultura tenía de ella para revertirlas a su beneficio y convertir al estereotipo en un arma política. Después de todo, Blondie es el nombre con el que se referían a ella cuando la acosaban verbalmente en la calle. Con un look que, según ella, fue improvisado desde la regencia de Hollywood, la escena punk inglesa y la influencia del diseñador Stephen Sprouse, Harry se convirtió en musa e inspiración para el mundo de la moda: pasando por su uso osado de las gafas de sol a los vestidos de gala de la era disco y su uso sofisticado de camisetas con leyendas atrevidas, Harry es una de las mujeres con mayor presencia frente al lente de la historia reciente. No en vano a menudo se la ha descrito como una de las primeras estrellas de rock en utilizar la moda como una herramienta de expresión y comunicación. Su imagen andrógina y su estilo desenfadado e innovador han influido en la moda desde entonces, y han inspirado a muchos diseñadores y artistas en las cinco décadas de influencia de la que ha gozado.


Más allá de Blondie, Harry como solista produjo cuatro álbumes que, si bien no gozaron de la popularidad que su banda alcanzó, resultaron en productos interesantes en la medida que presentaron oportunidades de colaboración artística inusuales. Es notable, en primera instancia, su colaboración con el artista suizo H.R. Giger KooKoo, su debut solista, en 1981. Giger, conocido por su trabajo en la película Alien, creó la portada del álbum y el diseño de la escenografía para la gira de promoción. La portada muestra a Harry con el rostro cubierto de metal y clavos, en un estilo que ha sido descrito como "futurista y siniestro". La colaboración con Giger ayudó a consolidar la imagen vanguardista de Harry y la asociación de su música con la estética punk. Así mismo, el disco estuvo producido por Nile Rodgers y Bernard Edwards de Chic y presentaba esa fórmula maravillosa en la que convergía el funk, el dance y el rock que luego alcanzaría niveles sobrecogedores en discos como Let’s Dance de David Bowie o Notorious de Duran Duran. Estas aventuras solistas le permitieron a Harry tomar riesgos estéticos atrevidos, como lanzar el sencillo “In Love With Love” de 1986, que duraba más de siete minutos.


Además de su destacada carrera musical, Harry también ha tenido una estrecha relación con el cine. Ha actuado en películas dirigidas por David Cronenberg como Videodrome y Ejecta, además de interpretar a Velma Von Tussle en Hairspray de John Waters. También ha participado en la banda sonora de varias películas, incluyendo American Gigolo y Scarface, momentos en los que trabajó con el productor de italo disco Giorgio Moroder para dar forma a “Call Me” y “Rush Rush”, una canción que narraba la experiencia de consumo de cocaína en el Miami nocturno de finales de los setenta y principios de los ochenta. Desde entonces, ha aparecido en roles pequeños en producciones independientes o de un presupuesto moderado, a veces interpretándose a sí misma.

Con el pasar de los años Debbie Harry ha alcanzado el estatus máximo de ícono de la cultura, distinción que ostenta con tranquila dignidad. Desde su posicionamiento en la música, pasando por su huella imborrable en el cine y la moda, la cantante estadounidense ha aprendido a construir y una persona social que es relevante, política y contestaria. Aprovechando las plataformas a las que ha tenido acceso, Harry se ha pronunciado por la lucha de las personas con VIH/Sida, además de señalar las atrocidades ecológicas a las que hemos puesto a padecer a nuestro planeta. Cada una de sus apariciones es vital y cada línea de sus entrevistas presenta a una mujer poderosa, relevante y eterna.





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