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Foto del escritorIgnacio Mayorga Alzate

iLe, la mujer no es una isla



En la tradición yoruba, traspolada al rito santero en América Latina, "Ile" significa casa, tierra o suelo. Generalmente se utiliza el término con un complemento "Ilé ife" (casa grande, nombre de la tierra en el que nació la primera comunidad humana), "Ilé Osha" (casa de culto) u "Ilé Yansa" (cementerio, hogar del orisha Yansa). Por ello, no deja de causar curiosidad que esta acortación del nombre Ileana Cabra se haya convertido en el alias creativo de una de las voces más potentes que hoy tiene la música del Caribe. Además, pensar la música de iLe y no tener en cuenta el contexto familiar, de hogar y casa, del que nace no tiene mucho sentido.


A iLe la conocimos cuando, apenas siendo una adolescente, se unió al proyecto de sus hermanos René Pérez y Eduardo Cabra, Calle 13, como PG-13. En 2016, Ileana Cabra, hija de la Isla del encanto saltó al ruedo con su primera placa discográfica, Ilevitable, un esfuerzo revolucionario que lograba concatenar la fiereza de su voz con la cadencia del bolero latinoamericano para reflexionar sobre asuntos pertinentes a nuestra educación sentimental, al maltrato emocional y a su propia sexualidad y al lugar de su cuerpo como lugar de sentido. Es un álbum alucinante que le mereció al año siguiente un Grammy en la categoría “Mejor Álbum Latino de Rock, Urbano o Alternativo”, enfrentándose a Illya Kuryaki and the Valderramas, La Santa Cecilia, Los Rakas y Carla Morrison. Ya Calle 13 había coronado esta categoría en 2010 (Los de atrás vienen conmigo) y en 2015 (Multi Viral), pero esta vez el triunfo llegaba aún más satisfactorio después de haberse arriesgado a narrar desde su propia sensibilidad, desde sus inquietudes y sus afectos.


En 2019 iLe regresó con el social y crítico Almadura, un álbum en el que dejaba atrás las formas del bolero para adentrarse en la riquísima tradición del tambor africano. Fue un álbum contundente y poderoso que, después de la pandemia, la trajo por fin a nuestra geografía en 2022 durante su presentación en la edición de ese año de Jazz al Parque. Ad portas de ofrendar su tercer disco, Nacarile, compuesto durante el encierro, la boricua demostró un poder en tarima que ratificaría un año después, recientemente, durante su participación en el Festival Cordillera. Por eso, esta entrevista demoró un año en gestarse, pues adentrarse en el universo de iLe en quince minutos es imposible. Quizás tampoco toda una vida alcance. En todo caso, quisimos indagar en los procesos de la artista, en su entendimiento del papel de la mujer y en la importancia de figuras tótems de su santoral.


Quisiera comenzar hablando de la mujer que representas en tus canciones y pensar también qué relación hay entre Ileana Mercedes Cabra y la mujer que está enunciada en el proyecto artístico iLe.


Creo que hay parte de mí, hay parte de las mujeres de mi familia, hay parte de las mujeres que me rodean, de mis amigas, mujeres que siento que conozco indirectamente con cuales me identifico. Siempre trato de plasmar esa emoción colectiva. Yo no puedo desligarme de lo que le pasa a una mujer por el mero hecho de que sea distinto o porque le haya pasado algo que no me haya pasado a mí y que yo no sepa lo que es. Simplemente busco cómo solidarizarme con eso y cómo empatizar, porque creo que todas sufrimos del patriarcado y creo que cada vez es más necesario abrir esa conversación que siempre que se intenta hay un grupo de personas que trata de cerrarla. Pero por eso mismo es una lucha. Estamos tratando de que se expanda la conversación que para mí es súper necesaria y parte también desde la escuela, desde la familia y la niñez. Por eso es algo muy delicado con lo que hay que estar muy alerta porque de verdad que la realidad es muy dolorosa, todavía seguimos en una sociedad intoxicada por el patriarcado y machismo, por lo que toca hacer este esfuerzo colectivo de llevar el mensaje cada vez más.




En ese sentido, y hablando también del patriarcado, siempre me ha llamado la atención la forma como construyes “Triángulo”, uno de tus primeros sencillos. Hay unos momentos en la canción en los que tú paras y te disculpas. Siempre he sentido que ese “Perdón” que pides, al ser una canción tan física, es una suerte de reflexión sobre el placer del cuerpo femenino en la sociedad latinoamericana.


Esa canción la compuso mi hermana Milena Pérez Joglar. Trabajarla fue bien bonito, porque era una canción que ella había escrito hace varios años, para el 2007 más o menos, y fue una de esas canciones de las que siempre habíamos hablado que cuando sacara mi disco era una que quería trabajar con ella. Es bien especial porque nosotros como hermanas somos muy unidas, nos contamos todos. Ya saber de dónde viene la canción y meterme en ese mundo, haciendo lo mío al mismo tiempo y solidarizarme, como te decía ahorita que, aunque sean situaciones por las que yo no he pasado directamente, se trata de encontrar siempre la manera de ponerse en esa emoción, ese sentimiento. Eso fue algo que practiqué mucho con ese tema de “Triángulo”. Ella podría explicártelo mejor, pero siento que ese “Perdón” viene de esa culpa que nosotras a veces sentimos innecesariamente, ¿verdad? Como mujeres tendemos a echarnos mucha culpa de más, por eso mismo que hablábamos: al vivir en una sociedad y en un mundo tan patriarcal, la humillación ha sido tanta que de momento nos creemos esa culpa, la asumimos, cuando no debería ser así. Entonces creo que viene de esa emoción muy profunda de cuando uno cae en una situación sentimental muy fuerte en la que llegas a sentirte culpable. Pero eso no significa que deberías sentirte así, sino que es algo que pasa en esos momentos ultra emocionales.


Soy muy fan de tus videoclips y, revisando la obra redonda más allá de los discos, me llama la atención que hay un énfasis o una reiteración en la figura de la bruja: está en “En Cantos” con Natalia Lafourcade, está esta figura de La curandera muy asociada a este saber privado de la mujer. Quería reflexiona un poco sobre eso: ¿cómo ves tú la figura de la bruja y cómo la integras en tu obra?


Siempre me ha parecido muy interesante y sigo buscando más información, porque no es que la tenga toda, pero seguir indagando en este origen, de dónde vienen estas cosas que nosotros hoy en día las seguimos viendo como igual, pero a veces no sabemos bien de dónde nace. Todo este tema de la bruja, ahora que lo traes, siempre me ha parecido curioso porque tengo entendido que viene desde culpar a la mujer por esa falta de entendimiento o yo no sé si es la manera en la que nosotros podemos ser más analíticas o quizás profundizamos en algunas cosas que el mismo patriarcado no ha promovido que el hombre las profundice de igual forma. El poder te nubla todo y yo siento que eso de la bruja viene de tildar a la mujer como chismosa y castigarla por hablar. Siempre es muy loco ver esos castigos y cómo se fueron intensificando con el tiempo. Todavía al sol de hoy, aunque no nos queman en una hoguera, sí hay una serie de cosas que siguen pasando: siguen muriendo un montón de mujeres por violencia sexual, siendo castigadas, sigue habiendo un montón de abuso de poder por el patriarcado y todas esas cosas tienen su origen y yo puedo casi jugarme el cuello de que ese origen está en la niñez. Es la educación, es con lo que tu te enfrentas en tu familia y en tu escuela, la poca comunicación que hay en el entorno con relación al respeto y la mirada que tenemos hacia nosotras como mujeres, que en verdad debería ser algo básico que hoy día deberíamos tener muy claro. Sin embargo, todavía nos cuesta mucho trabajo, no sólo a los hombres sino a muchas mujeres también, porque ya estamos demasiado malacostumbrados a este sistema patriarcal. Sin irme en un viaje muy loco, para poner un ejemplo, a Dios lo tendemos a ver como un personaje masculino. Entonces, imagínate, si Dios es hombre pues el hombre se va a creer dios. Todas esas cosas tienen que ver a la hora de ver cómo funcionamos nosotros como humanidad, cómo vemos las cosas. Por eso es tan importante transformar la mentalidad para vivir en un entorno más saludable y por eso es tan importante que en las escuelas y en las familias se practique más la conversación para llegar idealmente a un entendimiento que es básico.


Siguiendo por otro lado, quisiera hablar de este homenaje que le haces a Susana Baca en “María Lando”. Siempre he pensado, y de hecho lo hablaba con un compatriota tuyo, Gabriel Ríos, que cuando uno escoge versionar una canción es porque esa canción le habla de una manera muy específica y muy particular. Quisiera saber cómo fue ese viaje para llegar a esta canción de Susana, reinterpretarla, hacerla propia.


Yo soy fanática de Susana, muy admiradora de su voz y de su música. De verdad que fue muy especial cuando me invitaron a participar en ese compilado de canciones Chabuca. Esta fue la canción que me sugirieron. De entrada, me encantó. Que yo recuerde no la conocía, pero también es cierto que a veces conozco cosas y se me olvida que me las sé. Pero me identifiqué muchísimo con la canción, me pareció muy bella y creo que también, aunque haya sido escrita en otro tiempo, todavía es algo con lo que nos identificamos, con la mujer trabajadora. Me conmovió mucho. De verdad, me conmovió mucho la canción y el arreglo musical también. A mí me fascina el folclor peruano. Y el colombiano también [risas]. Todo lo que es el folclor me encanta porque creo es por ahí donde conectamos más como países, sobre todo como latinoamericanos. Me encanta toda esa raíz que está ahí y fue bien emocionante poder conectarme en esa canción y poder interopretarla de la manera más transparente posible.


Quería hablar también de las colaboraciones que has tenido con los artistas de Puerto Rico. Primero está Circo, una banda legendaria de rock de la isla, Los Rivera Destino e incluso has estado trabajando con Eddie Palmieri, quien no nació allá, pero es de allá.


[Risas] Sí, total. Súper chévere siempre. Obviamente a mí me encanta la salsa, así que para mí el poder haber colaborado con estas figuras de la salsa es algo que nunca pensé que iba a pasar. Son personas que admiro mucho desde que soy pequeña, pues en mi casa se escucha mucha salsa y mucho bolero y es una gran parte de lo que soy yo y de lo que es Puerto Rico. Así es que hayan querido colaborar conmigo también, que les hayan gustado las canciones, para mí es un sueño. También el haber podido trabajar con gente más cercana a mi generación es divertido. Los Rivera Destino son un grupo de muchachos bien chévere y son amantes del bolero también. Hay mucha gente a la que le gusta la salsa aquí, pero de mi generación son pocas, por lo menos en lo que yo percibo, con las que puedo hablar bien de lo que es el bolero, de lo que es la salsa. Ellos son muy conocedores también y me gusta que buscamos siempre la manera de actualizar esos géneros y transformarlos para el presente. Por último, Circo es familia desde que yo soy una adolescente, los admiro mucho también, y me encantó cuando me invitaron a cantar. En mi primer disco tengo una canción que fue compuesta por Fofé, el cantante de Circo, “Maldita sea el amor”, y tenemos una conexión muy especial. Así es que siempre estaré agradecida.


Esta entrevista continuó durante nuestro cubrimiento del Festival Cordillera




¿Cómo fue el proceso de catarsis y curación a través de la música? Además, el nombre es una expresión para soltar las cosas.


El nombre viene de una frase que usamos en Puerto Rico que dice “Macarile del Oriente” y a veces sólo decimos “Macarile” o “Naqui naqui”, pero es como “Ni modo, pues nada”. Pero lo decimos con mucha actitud, yo lo siento como un “No” motivacional que me sirvió de inspiración en este disco porque era mi manera para no quedarme un poco estancada en ese abismo que fue la pandemia. Era difícil de procesar y creo que instintivamente uno buscaba escapar y encontrar la manera de ignorar lo que estaba pasando. Creo que todo se volvió más armonioso cuando acepté la realidad y me fui de la mano con la situación en vez de querer ignorarla y tener estas expectativas de trabajar el disco tal cual estaba acostumbrada. Tenía que entender que había que buscar una nueva manera de trabajarlo y un poco hacer las paces con la situación compleja que estábamos viviendo y yo misma poder nadar en medio de todo eso.


Es un disco muy rico en colaboraciones. Quisiera que me contaras cómo nacieron y cómo se fueron gestando esas colaboraciones.


Yo siempre he gozado de plena libertad creativa en cuanto a las canciones. Siempre hago lo que quiero hacer y no me dejo forzar por nada. Simplemente voy fluyendo. Definitivamente hay unas voces que ya conocía, que iba imaginando en ciertas canciones, porque creo que más allá de la admiración que uno le tenga a alguien, si no llega esa canción que le da un sentido a la canción no vale la pena. Pienso que la canción es la que determina eso, si va o no va. Así fue con todo. Ya con Mon Laferte y Natalia Lafourcade, por ejemplo, nos conocíamos de antes, pero a Ivy Queen no, a Trueno tampoco ni a Rodrigo Cuevas. A la mayoría no los conocía. A algunos los descubrí en el proceso y me encantaron. Fue bien bonito porque fluyó demasiado bien todo y la comunicación fue muy buena, creo que hubo mucho entendimiento y eso yo lo valoro mucho.



Cuando suceden estas junturas musicales, ¿qué prima para que se establezca el sonido de la canción? ¿La identidad del proyecto de alguien como Trueno o la idea que tienes en la cabeza de lo que estás buscando? Porque son artistas bien heterogéneos.


A mí me gusta siempre sentir que la canción me va llevando por cierto ambiente. Con Flor de Toloache, por ejemplo, yo quería esta canción como de ensueño, que se sintiera muy femenina. A Trueno lo descubrí porque no conocía nada de él y me encantó. Me gusta que en Argentina esté creciendo toda esta parte urbana porque recuerdo cuando era un tabú, ir a Argentina y hablar de rap no se podía. Tenías que hablar de rock. Sentir que están acogiendo esa cultura me parece bien bonito. Aprecio mucho a artistas que están bien conectados a su raíz cultural y siento que Trueno es una de esas personas que tiene muy claro de dónde viene y así mismo lo proyecta y lo transmite a su música. En realidad, para mí, es una conexión que trasciende al artista. Lo importante es su trabajo, lo que transmite. Eso es a lo que le doy importancia.


Hablando de conectar con la raíz, ¿cómo sientes la isla con relación a la música que les es propia? ¿Hay interés en nuevos públicos?


Siempre en Puerto Rico ha existido una riqueza cultural y musical. Pero, definitivamente, el reggaetón es súper popular. Yo estoy acostumbrada, pero ahora mismo siento que en Latinoamérica se está sintiendo ese boom del reggaetón al que nosotros hace mucho estamos acostumbrados. Este subidón siempre está presente. Yo lo disfruto, pero igual creo que también hay espacio para escuchar otro tipo de música y siento que en Puerto Rico es cuestión de presentarlo. Siento que necesitamos más festivales, que necesitamos quizás más ambientes de música por fuera del reggaetón, pero creo que la gente siempre está dispuesta a seguir conociendo música.

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