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  • Foto del escritorIgnacio Mayorga Alzate

Dafne Marahuntha, veinte años de rigor y compromiso



No hace mucho el ska tenía un rol central en la movida independiente de la música colombiana. Desde mediados de los noventa y durante toda la primera década del nuevo milenio este género híbrido, nacido en Jamaica, popularizado en Inglaterra y comercializado al extremo por las disqueras de los Estados Unidos, le permitió una posibilidad expresiva a toda una generación de jóvenes rebeldes que pensaban en la posibilidad de construir un espacio más plural y seguro. Grandes agrupaciones se hicieron enormes en nuestro país y, a pesar de los cambios significativos en el ecosistema musical nacional, su poca difusión en radio y su casi nula figuración en festivales privados, el ska sobrevive. Hay un espacio grande, fértil y lleno de creatividad que sobrevive como lugar de enunciación y de resistencia, un subsuelo cultural de camaradería, alegría combativa y el baile como herramienta de unificación cultural. Entre las muchas agrupaciones de ska, que no es una sola cosa sino siempre una mixtura con el contexto geográfico y cultural del territorio, Dafne Marahuntha ha sabido llevar la bandera del amor, el respeto y la unidad. Oriundos del Tolima, esta agrupación suma ya varias presentaciones en Rock al Parque y sigue en pie para sembrar un camino en el que la cultura y el respeto por la diferencia sean los ladrillos que alivianen el trasegar de los nuevos artistas hacia la consagración independiente. A propósito de su próxima participación en Rock al Parque, hablamos con Fabián “El tigre” Castro sobre veinte años jugándose la piel en tarima, los festivales públicos de menos visibilidad y la tranquilidad a la hora de escribir canciones.


Para empezar, partiendo de la historia de la banda en Rock al Parque, ¿quisiera saber cuál es la edición que más recuerdan y por qué?


Sin duda alguna la edición de 2009 tiene una gran significancia para nosotros. Vivíamos en Bogotá y teníamos el disco DAFNE super pegado en radio y girábamos mucho. Llegar a ese Rock al Parque significó afianzar la banda en la historia de la música alternativa de Colombia. La de 2004 fue nuestra participación y veníamos cargados de sueños que se cumplieron a cabalidad. En 2011 la banda tenía un maravillosa experiencia para entonces y fue genial estar en esa versión. Pero 2009 fue de locos y lo llevaremos siempre en el nuestros gratos recuerdos.


El ska ha sido parte esencial de los carteles del festival, pero con el tiempo ha venido desapareciendo de los portales de música especializada. ¿Cómo han sentido las transformaciones del género desde su apogeo hasta la actualidad?


El ska siempre ha estado presente en mayor o menor incidencia, más hay que reconocer actualmente que su relevancia no es la mejor. Aunque existan agrupaciones en toda la extensión del territorio nacional su participación activa no hace la diferencia para reactivar al género como en otrora. Sin duda aún existimos bandas que apostamos por la sonoridad ska y que apalancamos los procesos de nuestros compañeros musicales.


En un momento crítico para las transformaciones sociales, ¿qué papel juega una música que plantea de frente una postura crítica frente a su contexto?


Las transformaciones siempre van a estar presentes. Por ello, es importante brindar herramientas que permitan desde distintos frentes el apoyo a tales situaciones. En nuestro caso propendemos por la música como terapia, una manera de hacer catarsis a través del sonido, el cuerpo y el movimiento.


Desde siempre la banda ha intentado devolver a la comunidad a través de su trabajo mancomunado con varias fundaciones para las comunidades menos favorecidas. En ese sentido, ¿consideran que hay una función social en el arte? ¿Qué sucede con esto en el momento cultural actual, es decir, en la era de las redes sociales y las pantallas?


Han sido tiempos de cambios y siempre hemos propendido por estar presentes desde el arte y lo social, de tal modo que está asociación visibiliza la comunicación como síntesis de nuestro quehacer sonoro. Así pues, el momento cultural de nuestro contexto en particular es verdaderamente importante ya que apalancamos las mediaciones no solo para extender nuestro espectro sino también para sistematizar las experiencias que a través de los años hemos cultivado en la relación que mencionamos.





Pienso también en la famosa foto del sauna y en la actitud despreocupada de la banda. ¿Consideran que los artistas deben tomarse menos en serio? Quiero decir, mostrarse más humanos, vulnerables.


El arte como comunicación es una manera mediante distintos materiales de expresar. Y este posee en sí mismo un proceso de carácter creativo que debe ser sin rayar en lo obsesivo una manera formal de abordar la producción. Por tanto, ser humano no sería sinónimo de ser escuetamente menos organizado en el quehacer.


Más allá de Rock al Parque la banda ha participado en una serie muy larga de festivales a lo largo de toda la geografía colombiana, algunos que apenas y rozan el cubrimiento noticioso de la prensa local. ¿Cómo ven estos espacios y qué lugar tienen en la descentralización de los centros principales de enunciación cultural?


Cada festival posee una importancia y una observancia de nuestra parte. Así pues, cada participación merece una preparación y visibilización, por lo que son necesarios para el desarrollo particular como colectivo de los espacios de circulación de carácter alternativo. Por ello, vamos a estar prestos a brindar apoyo no solo en la difusión sino también en la participación, con el ánimo de fortalecer procesos e impulsar el género.





Hablemos de Ibagué Ciudad Rock, que tiene un presupuesto sustancialmente más reducido que el de Rock al Parque. Creo que esto también permite que la curaduría tenga una oportunidad interesante para indagar en la conversación cultural. ¿Cómo ha sido su experiencia dentro de este festival?


Ibagué Ciudad Rock es nuestro festival y nos acusa su apoyo total, cada grano que podamos aportar será en beneficio de este. De tal manera, aunque perdimos el número de participaciones de la banda, cada edición ha sido genial, hemos visto crecer el festival y estaremos allí siempre para él.


Hablemos de 3D3. ¿Cómo se ve la banda de frente a la nueva música luego de más de veinte años de historia?


Los públicos y las músicas han mutado y nosotros en la dinámica particular hemos enfilado baterías a la creación de nuevos públicos. 3D3 es esa síntesis: un poco de esto, un poco de aquello, pero sin perder la energía y lo musical que nos caracteriza. Actualmente trabajamos en los sencillos del disco con un solo fin: seguir haciendo historia.




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