Ecos de una isla en Bogotá: la ruta abierta de Okinawa Bullets
- Ignacio Mayorga Alzate
- hace 9 minutos
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Okinawa Bullets se gestó en el borde de la incertidumbre: un grupo de músicos con recorrido en el metal y el hardcore bogotano se reunió en plena pandemia para construir un espacio de refugio, de terapia y de creación. De ese impulso nació una banda que, casi de inmediato, se ganó el afecto del público y escaló a tarimas locales y nacionales con una propuesta que piensa el peso del sonido tanto como su sentido. Es una agrupación con colores únicos en el contexto local que ha desarrollado una propuesta robusta y coherente en el entremedio de los espectros sonoros que visitan con sus canciones.
La brújula estética y espiritual apunta a Okinawa: una isla marcada por una batalla que estremeció el siglo XX y, al mismo tiempo, por una cultura capaz de sobreponerse y producir música, arte y creencias que respiran resistencia. De ahí brota una identidad sonora que trabaja con tensiones productivas —agresividad y diversidad, caos y calma— y una ética de oficio que se aparta del purismo. La banda, con dos décadas de escenario a cuestas, se alimenta de le nguajes actuales para actuar con soltura en distintos circuitos y con públicos diversos.
El vivo es la prueba de fuego: el proyecto pone la conexión con la audiencia en el centro y ha confirmado, en plazas masivas como Rock al Parque, que la experiencia escénica empuja la música y la música sostiene la escena. En paralelo, preparan un nuevo álbum que conserva su impronta oriental mientras abre paso a composiciones más progresivas y momentos más explosivos —con la puerta entreabierta a invitados de trayectoria—. Frente al BOmm, su mirada combina ambición y aprendizaje: aprovechar la plataforma y su academia para afinar el entendimiento del ecosistema, fortalecer lazos locales y proyectarse hacia audiencias internacionales. Hablamos con Jonathan Alvarado.
Okinawa Bullets se presentará el jueves 11 de septiembre en la Sala Fanny Mikey del Centro Nacional de las Artes. Su presentación cerrará la programación del venue a las 6:35 de la tarde.
¿Cómo nace Okinawa Bullets? ¿Y de qué manera el proceso de dar forma a su sonido estuvo atravesado por las condiciones emocionales y espirituales que planteó la pandemia?
Okinawa Bullets surge de la iniciativa de reunir a varios músicos referentes de la escena metal y hardcore bogotana con el propósito de crear un proyecto con ideas frescas y sonidos diversos en medio de la incertidumbre que dejó la pandemia. La banda nació como refugio, terapia y desahogo durante el aislamiento. Prontamente, Okinawa Bullets conquistó el afecto del público, logrando posicionarse rápidamente en escenarios locales y nacionales de gran importancia.
Más allá del uso de instrumentos japoneses en sus secuencias —como los kotos—, ¿qué los llevó a interesarse por Okinawa? ¿Se trata de un vínculo con la tragedia del frente del océano Pacífico o más bien con la herencia espiritual y cultural de los Guzuku?
Okinawa es una región cuyo pasado estremeció la historia del siglo XX por ser escenario de una de las batallas más sangrientas del frente del Pacífico. Sin embargo, su pueblo logró sobreponerse y hoy es reconocida por su música, arte, pintura o creencias espirituales. Esos elementos inspiran profundamente nuestras letras, nuestra música y la estética visual de la banda. Okinawa Bullets es agresividad, pero también diversidad; es caos, pero también calma. En esa dualidad nos reconocemos y construimos nuestro sonido.
En un momento en el que todavía pesa la idea del “rockstar” y su hermetismo, su propuesta parece desmentir esa figura: no son puristas y logran un sonido que se dinamiza con la convergencia de varios ritmos y estilos. ¿Cómo entienden ustedes esta manera de situarse frente al canon del rock?
Los integrantes de Okinawa llevamos más de 20 años en los escenarios del metal y hardcore en Bogotá y en Colombia. Conocemos y respetamos las raíces, pero también creemos en la evolución musical. Nos nutrimos de nuevos sonidos y tendencias actuales, lo que nos permite construir una propuesta multifacética capaz de encajar en distintos espacios y conectar con públicos diversos.
Sus presentaciones en vivo son tan importantes como el material grabado. ¿Qué peso le dan a la puesta en escena y cuáles han sido los aprendizajes de sus experiencias previas —incluyendo la reciente participación en Rock al Parque— para potenciar ese aspecto?
La conexión con la gente es clave para nosotros. Buscamos generar un vínculo con el público, que se identifique con nuestras canciones y sienta la misma energía que vivimos en el escenario. Rock al Parque fue un ejemplo claro: miles de personas se acercaron a vernos y sentimos que logramos transmitirles una experiencia positiva, lo que nos confirma que la puesta en escena es tan importante como la música misma.
Han compartido escenario con nombres de peso como Carnifex, Underoath o Escape the Fate. ¿Qué significa para ustedes haber pasado de ser teloneros de bestias sonoras a convertirse en una de las bandas ganadoras distritales de Rock al Parque 2025?
Haber compartido escenario con estas grandes bandas demuestra la versatilidad de nuestra propuesta. Para nosotros significa que Okinawa Bullets no está encasillada en un solo género: así como pudimos tocar en el día del metal en Rock al Parque, también podríamos haber hecho parte de la programación del hardcore o del rock. Esa flexibilidad es un sello de identidad en nuestro camino.
Su discografía incluye un EP y varios videoclips como “Bushido”, y están próximos a lanzar un nuevo álbum en 2025. ¿Cómo describirían la evolución de Okinawa Bullets entre el primer EP y este próximo trabajo discográfico?
Este nuevo trabajo, en el que venimos trabajando en paralelo a nuestros shows, mantiene la esencia de los sonidos orientales, pero explora composiciones más progresivas y con momentos aún más explosivos. Además, esperamos contar con invitados especiales y músicos de gran trayectoria, lo que enriquecerá aún más la propuesta sonora del disco.
¿Qué esperan de su participación en los showcases del BOmm? ¿Lo ven como una vitrina para proyectarse hacia nuevas audiencias internacionales o como un espacio de diálogo con la escena musical local y regional?
Vemos el BOmm como una plataforma fundamental que, además de abrir puertas en la industria y generar oportunidades de mercado, nos permite aprender en la Academia sobre cómo funciona el ecosistema musical. Nuestra meta es dejar la mejor impresión en los asistentes, fortalecer los lazos con la escena local y, al mismo tiempo, proyectarnos hacia nuevas audiencias internacionales.