Mav Nuhels presenta 'Para alivianar', su nueva cartografía emocional
- Ignacio Mayorga Alzate
- 5 sept
- 7 Min. de lectura

El productor bogotano Mav Nuhels, también reconocido por su trabajo de avanzada como Brenda, se ha consolidado como una de las voces artificiales más singulares de la electrónica experimental en Colombia. Desde sus primeros ejercicios cercanos al noise hasta su exploración más reciente en torno al hiperpop, su trayectoria refleja una búsqueda constante por expandir los límites del sonido digital. Con lanzamientos como Nüh (2018), Entre las riedras y las pocas (2020) o Los días más grises son todos (2023), su obra oscila entre atmósferas oníricas y texturas vibrantes que dialogan con el ambient, el IDM, el vaporwave y la cultura del club sin decantarse por ninguna estética precisa, amén del bricolaje contemporáneo.
A la par, bajo el alias Brenda, ha explorado un territorio paralelo en el que fusiona géneros latinoamericanos como la cumbia, el joropo o el merengue con estéticas globales del techno, el phonk o el UKG, ampliando su universo creativo hacia lo interdisciplinar y lo visual. Influenciado por referentes como SOPHIE, PC Music e Iglooghost, Mav Nuhels entiende la música como un espacio para la experimentación emocional y la construcción de paisajes sonoros íntimos, acelerados y profundamente contemporáneos, insertándose calmadamente en la conversación actual en torno a la electrónica colombiana. Es una de las joyas sintéticas más atractivas de nuestras músicas recientes, una que brilla lejos de la belleza evidente, emitiendo un brillo particular que pretende quitarnos las gafas con las que hemos aprendido a escrutar el mundo para volver con la mirada fresca sobre un territorio inexplorado.
En marzo de 2025, de la mano del sello In-Correcto, Mav Nuhels presentó Para alivianar, un EP que resume tres años de trabajo en el que fusiona la energía de la música electrónica de club con una experimentación sonora cargada de emoción hipnótica. El disco recupera melodías e ideas previas para transformarlas en piezas más directas y bailables, sin perder una fuerte carga afectiva y un interés preciso por la construcción de paisajes sonoros que es elocuente y elegante. Con el uso innovador de voces y la manipulación de melodías, cada corte despliega un carácter propio que se mueve entre lo íntimo y lo colectivo, entre lo bailable y lo introspectivo. “Es una mezcla de sentimientos y fragmentos de ideas que surgieron en momentos significativos para mí. Aunque hay una base bailable, las canciones tienen una carga emocional intensa”, explicó el artista en el comunicado de prensa que acompañó el lanzamiento.
Para alivianar está conformado por cuatro cortes precisos, preciosos, que evidencian un crecimiento artístico desenfrenado en el proyecto de Mav Nuhels, además de una reflexión delicada en torno a su objeto de estudio. “Mi proceso creativo siempre gira en torno a la constante del duelo y muta según mi aprendizaje con el entorno musical que me inspira y los saberes que adquiero gracias a mi inquietud”, explica el productor, quien además señala que la necesidad constante de implementar nuevos aprendizajes le ha permitido crecer artísticamente, lo que le ha llevado a crear proyectos con la misma densidad retórica, pero de formas más accesibles: “en los últimos dos lanzamientos que he tenido, me acerqué a la música de este proyecto de una forma más ligera en cuanto a objetivos, pero mucho más pesada en emociones”.
Este nuevo EP de Mav Nuhels lo encuentra reflexionando sobre las melodías que había construido para su álbum de 2023, Los días más grises son todos. “Aunque pareciera que hubo un proceso mucho más complejo al tomar decisiones sobre qué iba o no en Los días más grises son todos, en realidad, varias veces también fueron elecciones basadas en el potencial rítmico que tenían las maquetas”, explica. Así, por ejemplo “Manglar 1” y “Relato de un sismo interior” nacieron como ideas melódicas influenciadas directamente por el difícil lugar del duelo, aunque el productor se permitió coquetear con formas más cercanas al sonido del club. “De cierto modo, no las reinterpreté; simplemente las expuse de acuerdo con la versatilidad de mis gustos musicales, pero mantienen para mí la misma carga emocional”, añade.
Esto no implica necesariamente que sus canciones no puedan funcionar en el espacio plural de la fiesta electrónica. “Siempre he amado los shows, DJ sets y puestas en escena de música profundamente conmovedora que, al mismo tiempo, te hace bailar. Lo hago desde los inicios de Mav, pero la diferencia es que esta es la primera vez que estoy poniendo mi música como DJ”, reflexiona, conforme repara en la importancia de la apertura emocional del público. “Me gusta porque no espero nada a cambio; no quiero necesariamente llenar lugares de euforia, sino más bien que la gente que se dé el chance de escucharme lo haga sabiendo que puede bailar y llorar, tal vez, todo al mismo tiempo. Y eso está bien”.
Para ordenar el viaje emocional del EP, Mav Nuhels realizó un proceso de desnaturalización, imaginando ser un oyente hipotético que escucha las canciones por primera vez. Así definió la curva del proyecto, permitiendo que los cortes sin percusiones protagónicas se ubicaran al principio o al final del EP. Así mismo, Mav Nuhels permitió que su otro alias creativo, Brenda, le ofreciera herramientas de producción que redondearon la colección de temas. “El uso de voces es una de las marcas identitarias de mi música. Quienes conocen mi proyecto Brenda se darán cuenta de que muchas técnicas de sampleo vocal están presentes en mis producciones, influenciadas por el Hyperpop y el UK Garage”, explica.
Sin embargo, la voz se convierte en las canciones de Mav Nuhels en materia plástica, un color más de un delicado lienzo abstracto que elude la literalidad. “Sentir una voz, aunque sus palabras y fraseos sean irreconocibles, es una sensación única en la música. La voz como instrumento percusivo es muy potente; la voz como mantra rítmico es profundamente emocional, desafiando la idea de que lo que sensibiliza en la música con voces es exclusivamente el contenido lírico”.
Este diálogo entre proyectos tiene sentido, toda vez que ambas identidades artísticas, Mav Nuhels y Brenda, se complementan sin anularse en el proyecto discográfico. “Brenda es un proyecto en el que invierto mi energía de manera distinta, porque también lo plasmé como una forma de trabajo más constante, con la que pudiera concebir el oficio de hacer música desde una perspectiva más profesional. Pero esto no le quita la carga emocional. Para mí, también es valioso hacer música que me incita al rave”, explica, conforme que reconoce que es a través de Brenda que ha empezado a interactuar con música de nicho que no hubiera podido conocer sin el desarrollo profesional que ha tenido bajo este alias. “Amo ambos proyectos y, aunque sé que hay muchas diferencias, la única que para mí es emocionalmente relevante es que Brenda es un proyecto que no conocieron mi madre y mi hermana. Sin duda me hubiera encantado que lo hicieran”.
Para Mav Nuhels, este EP es una exploración profundamente personal en la que buscó plasmar emociones difíciles de traducir en palabras. “No sé de música en términos formales. Pero si sé algo, es que la música no existe solo para acompañar una letra”, explica, convencido de que “la producción de piezas instrumentales y pasajes ambientales es, por sí misma, un ente independiente con las mismas —o incluso más— repercusiones emocionales en la escucha”. En su caso, asegura haber aprendido “a interpretar mis movimientos internos con un sintetizador; puedo visualizar espacios, lugares, memorias y personajes a través de patrones de texturas percusivas o un pad que acompaña una melodía principal. Interpretamos sonidos de muchas formas, como cuando vemos una fruta o un paisaje e imaginamos ‘a qué suenan’”. Bajo esa lógica, las canciones de este trabajo condensan sensaciones tan intensas como “el vacío entre el ruido que se siente con la muerte de un ser querido, los lugares imaginarios donde puedo fantasear con mi desaparición, el baile más agresivo que sucede en mi interior y que muchas veces me cuesta exponer verbalmente”.
Así mismo, al reflexionar sobre la escena electrónica colombiana y su relación con las tendencias globales, Mav Nuhels afirma: “No considero que esté desafiando ninguna tendencia, y de hecho, en muchas ocasiones me he nutrido de ellas. No siempre son tendencias mainstream, pero sí movimientos culturales importantes que me inspiran. Esa inspiración no me impide criticarlas, así como critico constantemente mi propio trabajo”. Reconoce que encajar ha sido uno de sus mayores obstáculos, aunque también admite que “muchas veces quiero, porque tener una base organizada que te respalde es clave para continuar profesionalmente”. En cuanto a la discusión en torno al Latin Club y el Latincore, plantea que “ambas son etiquetas reductivas”: la primera, dice, fue impuesta desde fuera, mientras que la segunda surgió entre productores latinos, lo que le otorga un valor diferente. Sin embargo, advierte que “al final, todo se reduce a esta pregunta: ¿de qué me sirve la etiqueta ‘latino’ donde sea que vaya y me presente, si es una cuestión más compleja que producir música de club con ritmos latinos?”.
Para él, el debate debe considerar además los contextos culturales, sociales y económicos que atraviesan la música en la región, desde las formas de baile hasta la gestión de fiestas y festivales en Latinoamérica, en contraste con la facilidad de producción y circulación que tienen Europa o Norteamérica. “Aunque debo admitir que yo soy un geek de los estilos y géneros musicales, por tanto son conversaciones que también me interesan”, enfatiza.
También, frente a la pregunta de si se considera un productor latinoamericano o colombiano, Mav Nuhels responde que “los gustos y sentimientos deben primar, sea música de club, ambient o pop. Si eso incide en un nivel de ‘colombianidad’ o ‘latinidad’, lo determinarán el tiempo y los oyentes”. Insiste en que no pretende vender sus producciones como una reivindicación identitaria, porque “eso sería hacerme zancadilla”. Más que una etiqueta, explica, lo que lo define como productor colombiano son gestos íntimos: “hacer canciones que referencian un yarumo, grabar notas de voz de los pájaros en la finca de mi abuela en Tibacuy o ver cortos sobre manglares para hacer una suerte de tech house amateur”. Para el productor, compartir la propia imaginación sobre el entorno, más que una pretensión colectiva, termina generando comunidad, porque “diversifica nuestro ‘saber latinoamericano’”.
Con Para alivianar Mav Nuhels ratifica el importante lugar que ocupa en la electrónica colombiana independiente. Sin inscribirse en un circuito concreto, pero fluctuando entre ellos con elegancia y agudeza crítica, el productor ha dado forma a uno de los trabajos más bellos de la electrónica latinoamericana reciente. Sin folclorismos impuestos por la visión del otro anglófono, sin responder a las necesidades de un mercado que insiste en la homogenización de los sonidos, este viaje de cuatro canciones se convierte en una manera calma de atravesar el duelo, permitiéndonos encontrarnos en lo que nos hermana como especie: el baile, las partidas y el crecimiento espiritual que deviene de decir adiós cuando todavía quedan muchas conversaciones pendientes.















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