Mariscos presenta "Todo de cabeza", una canción para soltar la culpa
- Ignacio Mayorga Alzate
- 21 abr
- 2 Min. de lectura

Mariscos, el proyecto musical de la artista plástica Marianna Velasco, presenta "Todo de cabeza". En esta canción, Velasco da un paso más en su exploración musical de la vida cotidiana, el desamor y las emociones humanas, manteniendo el equilibrio entre lo cursi, lo triste y el humor que ha caracterizado su propuesta desde sus primeras canciones. Con un estilo íntimo sostenido por voz y guitarra acústica arpegiada, Mariscos ha logrado construir una conexión cercana con su público a través de composiciones que van desde micro-canciones hasta piezas más elaboradas, siempre cargadas de una sensibilidad particular.
"Todo de cabeza", producido por Ricardito :c y con la participación del bajista Luis Enrique Moriano (Verbalia), forma parte del nuevo álbum de Mariscos y representa una evolución en su sonido. La canción habla de la sensación de desorientación cuando todo parece salirse de control: perder el tiempo, los amigos o las referencias del día a día. Pero, más allá del drama, la letra propone una forma de reconciliación con esa pérdida, un intento de alivianar la culpa que muchas veces se carga en silencio. "Quisiera pensar que 'Todo de cabeza' no es una canción triste, sino una conclusión para momentos de tristeza. Todo estaba de cabeza, pero no quería que fuese mi culpa. Y si la culpa de repente fuese de algo tan ajeno como la lluvia, el trancón, o todas las cosas que pasan en la ciudad, tal vez los problemas dejarían de ser míos", comenta Velasco sobre el origen de la canción.
La portada del sencillo fue fotografiada por Daniel Pacheco y su estética complementa ese universo emocional que Mariscos ha venido construyendo entre la ternura y la melancolía, entre el verbo justo y la ironía infantil. "Todo de cabeza" continúa dando forma a un universo musical particular, uno en el que la sencillez es la mejor herramienta para desarmar un barroquismo lírico muchas veces intrascendente. Mariscos prueba que se pueden escribir canciones complejas, que nos interpelen, sin necesidad de reiventar el catálogo de metáforas del castellano y sin complicar el verso para convertirlo en un alud de imágenes inconexas. El acierto de su arte es una aparente sencillaz que, sin embargo, es profundamente sugestiva.
Comments